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Las momias de Llerena

Llerena
FRANCISCO UMBRAL 10/07/1979

Llerena está hoy aquí, Llerena somos todos, Llerena de empalados y desenterrados, leva de muertos, remolino ascendente, espiral de esqueletos hacia el campanario, visión como de un Greco que ha visto a Valdés Leal. Porque la actualidad nos trae al mismo tiempo la letra con su estampa, el documento episcopal contra el aborto / píldora / divorcio y la lámina de Llerena, estampada en carroña por los siglos. No entro ahora -como anda la prensa- en si los esqueletos y momias de Llerena son víctimas de la Inquisición (y entre ellas hay un gato, querube inverso de la brujería), pero digo que el documento episcopal, la mitrada prosa, la negra negativa de la Iglesia española (y supongo que romana) es un Llerena, una Llerena más actual y grave, es una tenue y férrea inquisición, bien respondida, glosada (negativamente) y desencapuchada por los editorialistas dominicales de este periódico, Eso es lo que digo.

La letra con su estampa, por si alguien no lee letra menuda. El párroco de Llerena se defiende, defiende a sus momificados feligreses, incardinándose en una culpa retroactiva que a lo mejor ni siquiera existe. Pero nada mejor que ese Tápies involuntario de los muertos, ese Millares henchido por el tiempo, ese aguafuerte extremeño de Llerena para ilustrar, siquiera sea como alegoría (género muy utilizado por la Iglesia), la sutil inquisición que quiere hacérsenos, dando por supuesto que la mayoría católica española (eso que Arangurén llama certeramente cristianismo sociológico) debe imponerse celestialmente, infernalmente, a las inmensas minorías juatirramonianas y agnósticas. ¿Por qué?

Llerena está entre nosotros, Llerena somos nosotros, Llerena es toda España, menos Llerena, quizá, el pueblecito de Badajoz donde se ha descubierto ahora una falsa y posible apoteosis de enterramientos en sagrado, y nada más, que estudian ya los sabios catalanes (no se olviden del gato, por favor).

El gran emparedamiento, la Llerena de letras que pretende momificarnos en papel de barba, es ese nuevo documento episcopal, llámese como se llame, esa pira arzobispal, tea teológica, que no se limita a orientar a sus fieles (como le señala este periódico), sino que distribuye entre la sociedad y los mass / media, entre la juventud y el personal, sus conceptos de lo bueno y lo malo, entrando hasta la ciencia, que nunca se ha visto un Papa besando el suelo de un laboratorio, como besan, con edificante humildad televisiva, las tierras más infecundas de la Tierra, o los firmes hormigones del industrialismo. ¿Y si entre los emparedados de Llerena estuviera Miguel Servet, con cara de judío enteradísimo, o Galileo, humilde, terco y asustado?

Ya que los muertos de Llerena se han desenterrado a sí mismos, no vamos a desenterrar los muertos de la reciente Historia, o los Caídos (que me escribe Juan de Avalos diciendo que el Valle se hizo por desconcierto y patriotismo, vale). Pero Jesús Quintero ha estado en Cuenca, en la primera misa de media docena de misacantanos, que más no da la mucha mies de siempre, ordenados todos por monseñor Guerra Campos, y Quintero le ha grabado a Guerra unas bellas proclamas de integrismo, de inquisición conquense, que hacen palidecer, una vez más, los colores abstractos, matinales, del Museo de Saura, recientemente injuriado por la mano inocente de la llama.

No ya el anticlericalismo viejo, comecuras, de galvanizar ahora los dudosos muertos de Llerena, pero sí la estampación de muertos hecha por la prensa como manera de decir, pronto y seguido, que un Llerena más grave, más urgente, es la tupida insistencia arzobispal en gobernar España desde Cuenca, Toledo, desde Madrid o desde el cielo. Hay dos Españas, cuando menos, y no todas católicas, ni hablar, y un día, siglos adelante, podemos aparecer los españoles, fósiles de Llerena o del Skylab, emparedados del siglo XX, tan antiguo, en la argamasa clerical y eterna de un documento que nos momifica, que nos deja sin vida personal, sexual, relacional. Un holocausto. Con Llerena hemos topado.


FUENTE: elpais.com


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1.
Las momias de Llerena no descansan en paz



2. Los restos humanos hallados en Llerena



Las momias de Llerena...no descansan en paz

La torre de la iglesia de Nuestra Señora de Granada, en Llerena, albergaba un gran secreto: en su interior se hallaba un enorme amasijo de cadáveres, algunos de ellos momificados. ¿A quiénes pertenecían? Después de más de cincuenta años, el misterio sigue sin resolverse.

Año 1964, Llerena. Aquella mañana la iglesia de Nuestra Señora de Granada, construida entre los siglos XIII y XIV, era el centro de todas las miradas. El notario local, Antonio Carrasco, estaba al frente de una investigación que pretendía localizar en el interior de la torre del templo los restos de la antigua fortificación alminar que perteneció a la primitiva mezquita. Era ya media tarde cuando Carrasco ordenó derribar un muro que taponaba una presunta zona muerta. La operación dejó al descubierto una desvencijada puerta. Al intentar abrirla se dieron cuenta de que algo parecía cerrar el paso desde dentro. Después de un gran esfuerzo consiguieron dejar un hueco lo suficientemente amplio como para poder entrar. Al otro lado encontraron un enorme amasijo de cadáveres, algunos de ellos momificados.

Tanto Antonio como el resto de los trabajadores quedaron asombrados ante la visión de miles de cuerpos, la mayor parte de ellos en una posición extraña y con un gesto de horror. Aunque era pronto para sacar conclusiones, parecía tratarse de un emparedamiento colectivo. La noticia se extendió rápidamente, y muchos fueron los comentarios vertidos que intentaban averiguar el origen de aquellos cuerpos. ¿Inquisición? ¿Guerra Civil? Pero, a pesar de las dudas surgidas, el muro que tapaba la entrada a la habitación maldita fue levantado de nuevo. Durante algún tiempo los rumores siguieron recorriendo el pueblo, pero poco a poco, y sin mediar investigación alguna, el asunto cayó en el pozo del olvido. Y así se mantendría durante una década y media.


La voz de los muertos

A finales de los años setenta del pasado siglo las obras de remodelación en diferentes templos y lugares simbólicos se habían convertido en una actividad común por parte de la Dirección General de Bellas Artes, que pretendía recuperar viejos legados y sacar a la luz el patrimonio histórico. Y un buen día le llegó el turno a la iglesia de Nuestra Señora de Granada y a su torre alminar. Como no podía ser de otra manera, al poco de comenzar los trabajos los obreros dieron con la vieja puerta que escondía aquel panorama que quince años atrás había aterrado a los que habían cruzado su umbral. En esta ocasión llegaron a contar los cuerpos que allí se custodiaban. Superaban los seis millares. De ellos al menos cuatro decenas estaban momificados. En esta ocasión el asunto no fue enterrado y la opinión pública solicitó una respuesta a través del diario regional Hoy, que en todo momento se hizo eco de los adelantos y las novedades del caso. Pronto comenzó el estudio y la clasificación de los miles de cuerpos aparecidos en la torre de la iglesia de Llerena, auspiciados por el Ministerio de Cultura y llevados a cabo por los departamentos de Antropología de las universidades de Extremadura, Madrid, Barcelona y Sevilla. Gran parte de ellos fueron embalados y enviados a los laboratorios de dichas instituciones, cuyas primeras conclusiones no se hicieron esperar. No solo todos los especialistas estuvieron de acuerdo en que aquel era el enterramiento más importante descubierto en la España de la época contemporánea, sino que los resultados obtenidos fueron aun más aterradores que la mismísima visión de las momias. Según el departamento de Antropología de Madrid, los cadáveres presentaban violentas fracturas y algunos tenían el cráneo aplastado. Igualmente, el rictus de horror en sus rostros clamaba a voz en grito que habían padecido una muerte marcada por el sufrimiento.

Por ello, el departamento de Antropología de Barcelona llegó a la conclusión de que se trataba de un emparedamiento en vida. Ahora bien, si todo lo que proclamaron los especialistas era cierto, se sumaban nuevas preguntas a las ya planteadas. ¿Cuál era la verdadera identidad de aquellas personas? ¿Por qué fueron encerradas en la torre de una iglesia? ¿A qué se deben las fracturas y el rictus de horror de sus rostros? ¿Quiénes cometieron aquella masacre?

El santo oficio, en el punto de mira

Los primeros estudios históricos y otros indicios descartaron que fueron víctimas de uno de los tristes episodios de la Guerra Civil o de algún otro genocidio. Y centraron sus miras en las actividades que llevó a cabo la Santa Inquisición en Llerena. Esto provocó un duro enfrentamiento entre los investigadores y los grupos políticos y religiosos más conservadores. Y es que al pronunciar la palabra Inquisición se puso en marcha un proceso de desinformación y mutilación de datos, además de una fuerte presión a los antropólogos, hasta el punto que muchos de ellos decidieron retirarse de la investigación. Otros, no queriendo comprometerse, cambiaron de opinión y excluyeron de sus escritos todo lo relativo a extrañas fracturas y rictus para afirmar que los cuerpos no presentaban ningún tipo de señal fuera de lo normal. Por su parte, las autoridades locales hicieron lo propio alegando que existía una explicación lógica a aquel enterramiento y afirmaron que esos cuerpos pertenecían a un viejo cementerio anexo a la iglesia y que fueron guardados en la torre al desaparecer la necrópolis. Si esto fuera cierto, ¿por qué los restos fueron ocultados tras un muro que cegaba la habitación? ¿Por qué no fueron trasladados a una fosa común del nuevo cementerio? Incluso los grupos conservadores llegaron a comentar que las extrañas posturas de los cadáveres habían sido provocadas por los movimientos de los cuerpos durante la investigación antropológica, en contra de lo que ya había declarado el notario Antonio Carrasco en 1964. A partir de ese momento cualquier pregunta comprometida a las autoridades fue rechazada sistemáticamente y los altos estamentos presionaron a los medios de comunicación para que solamente publicaran la versión oficial del caso.

Por ello, algunos cadáveres fueron sepultados bajo la iglesia, otros en una fosa común del cementerio y el resto en la habitación descubierta en la torre, que fue clausurada de nuevo. Pero ¿realmente no habría sido más lógico que esos cadáveres descansaran en paz tras una investigación honesta y coherente, que arrojara luz y justicia sobre sus rostros contraídos? Una cosa estaba clara: aquellos muertos no descansaban en paz desde mucho tiempo atrás.


La secta de los alumbrados

Desde aquel momento se intentó tirar por tierra todas las tesis lógicas sobre este suceso. Desde historiadores a políticos, las manifestaciones expresadas quitaban importancia al tema. Incluso se llegó a comentar que la Inquisición apenas había tenido relación con la localidad, dejando de lado la realidad histórica que señala a este pueblo extremeño como sede del Tribunal del Santo Oficio en el año 1501. Pero, aunque la Inquisición solamente ubicaba sus sedes en las grandes capitales, lo cierto es que Llerena se convirtió en depositaria de este tribunal, tal vez porque en esta localidad sucedió algún hecho fuera de lo común. En el año 1516 esta institución dejó el pueblo y se trasladó a Plasencia, pero regresó de nuevo en 1570 debido a que en él se había instalado una tenebrosa secta, los Iluminados o Alumbrados. Esta había llegado a España a comienzos del siglo XVI y se había extendido por algunas localidades, entre ellas Llerena. Estaba integrada por personajes que estaban en contra de la oración, el ayuno, los gestos de adoración, el agua bendita, el acto de arrodillarse, la veneración de imágenes, los predicadores católicos, la sagrada hostia, la cruz, la Biblia y otras tantas cuestiones, lo que los convertía en hombres malditos de cara al cristianismo. Además, profanaban los lugares sagrados y obligaban a las mujeres a tener relaciones sexuales con ellos como penitencia. Incluso, según las crónicas, llegaron a envenenar y matar a un obispo. Está claro que una serie de hechos como este no pasaron por alto para la implacable Inquisición española y que sus iniciativas para reprimir esta creencia siniestra debieron de ser contundentes. Si en otros momentos de la historia se pasó a cuchillo a personas inocentes solo por discrepar del dogma católico, en esta ocasión tuvo que ser aún peor, ya que se trataba de personajes que realmente estaban haciendo un mal a la religión y a la sociedad. Y es que todos los elementos de este caso –una secta de individuos maléficos, un tribunal del Santo Oficio y unos cuerpos, posiblemente emparedados en vida, con terribles rastros de sufrimiento– solo sugieren una palabra: Inquisición.



Llerena: Sede del Tribunal de la Santa Fe

La Inquisición tuvo una enorme importancia en Llerena. Esta se instaló en la localidad en el año 1501 y fue el tercer tribunal más importante de España en cuanto a extensión de su jurisdicción, ya que incluía los obispados de Ciudad Rodrigo, Plasencia, Coria y Badajoz. Dentro de la villa tuvo tres sedes, una en la calle Zapatería –dentro del Palacio Prioral–, otra en la calle Corredera –en el Palacio de los Zapata– y la última en la calle La Cárcel –en la sede de la Casa Maestral.



El proceso de saponificación: Emparedamiento colectivo

Uno de los puntos a favor de la posibilidad de que las momias de Llerena provengan de un emparedamiento colectivo es el extraño color grisáceo que presentan los cuerpos. En dichos enterramientos se produce un proceso conocido como “saponificación” mediante el cual la grasa corporal se transforma químicamente en una masa de color gris y de tacto granuloso y compacto. Aunque este dato fue advertido en su momento por el investigador extremeño Gonzalo Pérez Sarró, nunca recibió la debida atención por parte de las autoridades locales, que hicieron caso omiso a sus interesantes pesquisas.


Las afiladas garras de la ...la Inquisición española

Aunque en el caso de las herejías de la secta asentada en Extremadura a mediados del siglo XVI la Iglesia católica actuó con cierto buen criterio pretendiendo limpiar de actos blasfemos la región, en otras ocasiones la Inquisición ha actuado de forma desmedida ante personas que solamente deseaban profesar creencias diferentes a la católica, escribiendo así una de las páginas más oscuras de la historia de España. Todas esas víctimas, imputadas por crímenes contra la fe que seguramente nunca o casi nunca cometieron, tuvieron que enfrentarse a métodos aberrantes que pretendían lograr la autoinculpación a través del miedo y el dolor. Algunos de los monstruosos artilugios de tortura usados por el Santo Oficio tienen nombre propio: la dama de hierro, la cuna de Judas, el garrote vil, el potro de tortura, el aplastacabezas, la guillotina, el desgarrador de senos, la pera anal y otros tantos objetos que causaban pavor.




FUENTE:
Más Allá de la Ciencia nº 237
Textos José Manuel Frías


Los restos humanos hallados en Llerena...

Los restos humanos hallados en Llerena son anteriores al siglo XVII


Julián Leal.
EL PAÍS - Última - 07-07-1979

Los cadáveres encontrados durante los trabajos de restauración en la plaza y en el interior de la iglesia de la Virgen de la Granada, en la localidad de Llerena (Badajoz), cuyo número ascendía ayer a más de 2.000, son objeto de estudio por parte de equipos de antropólogos de las Universidades de Madrid y Barcelona. Según opiniones de los especialistas, el depósito de esqueletos se debe al enterramiento continuo de cadáveres durante un largo período de tiempo, que puede abarcar cuatro o cinco siglos. La próxima semana se procederá al estudio de las momias. Desde Llerena informa Los restos hallados en Llerena pertenecen al siglo XVII y anteriores. Como hipótesis, se relacionan con los tribunales de la Inquisición, con una posible epidemia o con el traslado de algún cementerio. Profesores de la Universidad de Extremadura, en Cáceres, han protestado por no haber sido informados y denuncian que, «una vez más, nuestro patrinionio cultural está saliendo de Extremadura».El hallazgo de Llerena sorprende no sólo por la cantidad de restos humanos descubiertos, sino también por una serie de circunstancias que han intervenido en el descubrimiento. Ello ha dado lugar a las lógicas especulaciones, producto por ahora de la fantasía popular, que habla de ajusticiamientos y enterramientos de las personas mientras éstas tenían vida.

En una pequeña estancia de la iglesia de la Granada, a la que se accede por una empinada escalera, se contempla un decorado aterrador y macabro. El habitáculo está sirviendo de almacén de los numerosísimos restos aparecidos y, aunque se encuentran ya algo mermados, tras el acopio que otro equipo de antropólogos de la Universidad Complutense de Madrid ha hecho de gran cantidad de restos, todavía quedaban allí los suficientes como para evaluar la magnitud del hallazgo. Mientras cuatro antropólogos catalanes envolvían indiferenles los cráneos mejor conservados en papeles y los depositaban en una gran caja de cartón, muchos curiosos subían hasta allí para contemplar el tesoro. Por el suelo, y esparcidos por la estancia, rnultitud de cráneos aparecían a la vista, mientras que, junto a la pared, una enorme pila con el resto de miembros cubría una amplia zona del recinto.

El mayor número de restos fue hallado en la plaza de Llerena, junto a la iglesia, y ya entonces empezó a sorprender el enorme yacimiento que se había encontrado. Sin embargo, y cuando en el interior de la torre de la iglesia (en otro tiempo minarete de mezquita) se descubría un vano que ocultaba una antigua escalera, el hallazgo adquirió un matiz más relevante, que dio paso a las especulaciones y a la posibilidad de que aquellos esqueletos correspondieran a personas que habían sido tapiadas mientras vivían.


Llerena y la Inquisición


El descubrimiento de este ingente osario y las posibles muertes violentas de los cadáveres encontrados parece entroncarse con la Inquisición, que en Llerena tuvo importante sede, y en cuya plaza, del siglo XVI, de deliciosa arquitectura, se celebraban autos de fe. A uno de sus laterales mira la puerta principal de la iglesia de la Granada, cuyo interior nadie sabe desde cuándo ha sido nicho de los cuerpos sin vida.

El párroco de la iglesia no quiere oír hablar de muertes violentas, y para él todo esto ha sido llevado demasiado lejos sin justificación, estimando natural el hallazgo y asombrándose de que las gentes comiencen con vanas especulaciones. El alcalde, señor Vázquez Alvarez, de UCD, considera que no hay que tratar de restar importancia al hecho; para él está claro que en muchas de las calaveras encontradas la huella de una muerte violenta está presente, sin entrar ni salir en que haya sido o no la Inquisición. Incluso nos muestran la fotografía de un objeto, presumiblemente de tortura, que fue hallado rodeando el cuello de un esqueleto. Hallazgos de otro tipo y de época muy reciente se están encargando de enmarañar aún más todo esto.

La labor del descubrimiento del hueco continúa, y de él se siguen extrayendo muchos restos. Los antropólogos catalanes distinguen en ellos varios tipos que corresponden a épocas diferentes, aunque no se aventuran a aportar dato alguno hasta que los análisis revelen la época de los cuerpos.


FUENTE: elpais.com



[EXPEDIENTE LLERENA]



Cisma de Llerena

Tras el decreto de suspensión de la jurisdicción religiosa que mantenían desde siglos las Ordenes Militares, en Llerena se produce el llamado "Cisma de Llerena”, provocado por el clérigo don Francisco Maesso de la Fuente al no admitir acogerse a la jurisdicción del Obispado de Badajoz. En algo más de un año se produjeron diversos altercados que se apaciguaron cuando Alfonso XII llega al trono, provocando con aquel decreto la desaparición del provisorato de Llerena


El Santo Tribunal de Llerena

-¿En qué ciudades de la comunidad autónoma se 'cebaron' más? -Una de ellas fue Fregenal de la Sierra, donde fueron condenados más de 1.000 vecinos. En esta localidad existía una importante comunidad judaizante la cual fue prácticamente aniquilada entre 1491 y 1497. Un sacerdote que era hermafrodita y tenía los dos sexos, aunque tenía más desarrollado el femenino que el masculino, por lo que fue condenado por la Inquisición de Llerena por usar la parte activa de éste.

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Hola amigos druidas

Simplemente deciros que Valdehuncar (Cáceres) es conocido como el pueblo de las Brujas, son muchos los habitantes de localidades vecinas que aún hoy cuentan historias de estas brujas y brujos.
Recuerdo una que me conto mi abuelo, sobre una bruja que se convertía en Cerda, el protagonista de la historia murió hace poco ya con mas de 80 años.
Cosas curiosas de la localidad, por las que se pudieron ganar la fama de brujos, pues en sus fiestas hacen una gran hoguera en la noche de Angel junto a la iglesia, donde todo el pueblo se reune. La localidad cuenta con varios grabados en rocas supuestamente letras y hechizos de brujos/as.
Y ya la utlima curiosidad, hace años conoci a una chica que vino a vivir a Navalmoral del Pais Vasco y hablando de todo un poco salió el tema de las brujas, tarotistas y demás gentes, ella me contó que una hechadora de cartas le digo en cierta ocasión con solo verla entrar a la habitación dónde la esperaba, que era una bruja, bueno pues yo al oir esto, le dije de broma que si no era valdehuncara (gentilicio de Valdehuncar) y cual fue mi sorpresa cuando ella me dijo que no, pero que sus padres si eran de esta localidad y habian emigrado al Pais Vasco. Me dijo que por que le decía tal cosa y le conte la lo que os estoy contando a vosotros ahora.

En la zona tb en Castañar de Ibor aparecen brujos/as procesados por la Inquisición de Talavera

Un saludo

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Dictados tópicos sobre la brujería extremeña:

"Tres somos de La Raya,
dos de Alburquerque,
y la capitanita
de Valdefuentes".

Rodríguez Moñino, Revista de Estudios Extremeños, passim.