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1. El viajero del Casar




I.D.I. 
M.I.M. 

ILVCIA 

SP.M.A 

SVDLIE 
CK A 
S .N.


En el día del viaje
mi imagen permanecerá.
Dedicado a Ilvcia,
esposa, madre amantísima.
En el día 100 de las calendas de agosto
ascendió la nave.

(Lectura de Ricardo Hurtado)




Imágenes procedentes del desierto de Pampa (Perú) y de pinturas de Tassili (Argelia).

Estelas del tiempo



FOTOGRAFÍAS: Vicente Novillo
DIBUJOS: S. Celestino Pérez // Tera S.L.L.

La Estela de Solana

Las estelas de guerrero o del Suroeste, llamadas indistintamente así por las figuraciones que presentan y el marco geográfico que ocupan, son sin duda alguna el elemento más característico del Bronce Final meridional, aunque perduran en el tiempo hasta el Período Orientalizante, cuando toda la zona queda impregnada por la cultura del Mediterráneo Oriental. Por tanto, aparecen hacia el siglo XI y desaparecen en el VII antes de nuestra Era, momento en las que se las puede denominar como estelas tartésicas. Las estelas se pueden agrupar en cuatro grandes zonas geográficas diferenciadas: sierra de Gata, Montes de Toledo; valle medio del Guardiana y valle del Guadalquivir; aunque se van perfilando dos zonas bien dibujadas: el Sureste francés y el Algarve portugués.

Los monumentos más antiguos coinciden con las zonas más septentrionales, donde sólo se representan las armas del guerrero sobre soportes rectangulares que sirvieron para tapar tumbas de inhumación; las armas no obedecen a tipos foráneos, lo que evidencia el indigenismo del fenómeno. A partir de la zona del Tajo los monumentos sufren grandes transformaciones: los soportes se erigen para ir hincados en el suelo, aparece dibujada la figura del guerrero y se representan armas de origen atlántico y numerosos objetos de adorno de clara procedencia mediterránea; a medida que nos acercamos a la zona más meridional, esos objetos de adorno o de prestigio social —peines, espejos, instrumentos musicales, pinzas o imperdibles— aumentan en detrimento de las armas, momento que además coincide con la introducción de la incineración en el ritual funerario.


FUENTE:
tartessos.info

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Lápida sepulcral dedicada a un guerrero de la Edad del Bronce. En ella podemos ver grabada una figura humana esquemática y estilizada, yacente con su armamento, su carro, su escudo,el casco y un espejo,materiales suntuarios de influencia atlántica.

Encontrada por Mario Roso de Luna, en Solana de Cabañas, en un lugar próximo a un paso obligado entre las cuencas del Tajo y del Guadiana.La zonificación que se ha llevado a cabo con las Estelas de Guerrero, o del Sur Oeste, responde a las distintas concentraciones de estos monumentos en amplias áreas geográficas bien definidas:

Existe una Zona I, quizá la más personalizada, que se concentra en torno a la Sierra de Gata y cuya característica principal y única es la presencia en exclusiva de losas con representaciones básicas: escudo, espada y lanza.

La denominada Zona II, en torno a la Sierra de Montánchez y Las Villuercas, es cuando hacen acto de presencia los primeros objetos foráneos, tanto de procedencia atlántica como mediterránea: las fíbulas, espejos y peines se dibujan sobre el escudo pero bajo el extremo decorativo que suele establecer la lanza, el casco en el extremo superior como corresponde a su ubicación natural y, por último, el carro siempre en el extremo inferior, siendo la de Solana de Cabañas la más representativa de esta zona.

La Estela del Casar







1. El Viajero del Casar

2. Descripción epigráfica

2. Descripción epigráfica



Ricardo Hurtado de San Antonio
Corpus Provincial de Inscripciones Latinas - Cáceres, Diputación Provincial de Cáceres-Servicios Culturales. Cáceres, 1977.
Memoria de licenciatura dirigida por el Profesor D. Eustaquio Sánchez Salor. Leída en junio de 1976 y calificada con la máxima nota.

"199.-Celtibérica.

[Lectura de A. Sánchez Paredes]
I.D.T.
N.I.N.
ILVCIA
SP.N.A
SVD LIE
Ch A
S .N.

[Lectura de C. Callejo Serrano]
I.D.T.
N.I.N.
ILVCIA
SP.N.A
SUB DIE
Ch A
S .N.

[Lectura de R. Hurtado de San Antonio]
I.D.I.
M.I.M.
ILVCIA
SP.M.A
SVDLIE
CK A
S .N.

Descripción: Se trata de una estela antropomórfica de granito gris que representa, simétricamente enmarcada, una extraña figura humana, desnuda, frontal, de cabeza abombada, ojos orientales sonrientes, largo cuello, hombros levantados, brazos pegados al cuerpo, piernas desproporcionadas y musculosas, y pies calzados con unas gruesas botas. La figura es frontal, excepto las piernas y pies que están de perfil.

Su característica más peculiar -vista de conjunto- es su ingenuidad.

Está tallada a bajo relieve. Su conservación es perfecta y milagrosamente intacta a pesar de hallarse durante muchos años empotrada en el muro SE del cementerio del pueblo. Recientemente hemos logrado trasladarla al Museo Provincial de Cáceres.

Mide 1'12 x 48 x 17 cms. La estela está enriquecida con la inscripción que hemos copiado al principio. Son letras latinas, grabadas profundamente, de 5 cms. de altura, puntos elevados muy marcados, en algunos casos sobre las letras.

Las A no tienen trazo trasversal y la E carece del central. La única que desentona del alfabeto latino es la segunda letra de la 6.ª línea, muy similar a la h y a la k de las letras cursivas de Pompeya. Por el tipo de letras: la S casi línea recta, las V triángulos isósceles abiertos, y su tosquedad, podemos aventurar que son del siglo I después de Cristo. Digo aventurar, aunque no descarto la posibilidad de que sea posterior, ya que la romanización fue lentísima en nuestra provincia.

Análisis del texto: Aunque nos encontramos ante letras latinas, sin embargo, a la hora de interpretar el texto, nos vemos imposiblilitados de emplear los clichés de las transcripciones romanas a las letras de la estela que nos ocupa. Podíamos haber hecho combinaciones para que nos encajaran algunas de las fórmulas, pero hubiera sido falseando la historia.

Evidentemente nos encontramos ante un texto redactado en lengua indoeuropea céltica (lusitana o vettona), posiblemente influida ya por el íbero, pero valiéndose de letras latinas, hecho frecuente en provincias.

La única palabra completa es la de la 3.ª línea: ILVCIA, antropónimo femenino con base ibérica ILV, vinculado con los topónimos ibéricos en ILV (Ilvcia al norte de Cástvlo).

Por otra parte, tenemos otro testimonio significativo de la existencia de tal nombre en nuestra provincia, concretamente en Trujillo: ILVCIVS (CIL 5279. Suppl.).

Desgraciadamente, a pesar de los estudios de las lenguas celtas e ibérica, los textos epigráficos son intraducibles. Este hecho puede constatarse también en dos inscripciones existentes en Arroyo de la Luz (CIL 738 y 739), por el momento, intraducibles.

Esta persistencia en utilizar formas indígenas dentro de un contexto y cultura que se iba romanizando, prueban que el elemento céltico e ibérico perduró con pujanza bajo el dominio romano, ratificándolo el crecidísimo número de nombres indígenas, topónimos y deidades autóctonas que registra la epigrafía romana en nuestra provincia y que nos corrobora la existencia de estas inscripciones de Arroyo de la Luz y del Casar de Cáceres, en una zona topográfica que se resistió con terquedad a las influencias culturales romanas.

Lo ideal sería hallar otra Piedra Rosetta que terminara por darnos la clave de las lenguas indígenas de la Península.

Datación: ¿Se puede datar realmente la estela? ¿Corresponde la inscripción al relieve figurativo?

Ante estas y otras preguntas posibles sólo puede contestarse por conjeturas. Personalmente dos soluciones se me ofrecen:

1.ª Que se trate de una estela céltica (lusitana o vettona) de finales de la Edad del Hierro (siglo II antes de Cristo), en honor de una deidad funeraria indígena, influida ya por el cultivo de la forma humana propia de los íberos. Posteriormente, la inscripción se hizo en época romana aprovechando la existencia de la estela para grabar las letras latinas.

2.ª Que haya una perfecta correspondencia entre la estela y la inscripción, esto es, que tanto la forma humana representada como el texto enmarcado en ella fueran realizados en la misma fecha. Yo me inclino hacia esta segunda posibilidad, pues se aprecia una indiscutible coordinación y unidad entre letras y figura, incluso hay similitud entre la tosquedad de relieve figurativo y la grabación del texto. La situaría por la segunda mitad del siglo I después de Cristo.

No creo posible que la estela y su grabación daten del período visigótico, ya que las inscripciones de tal época se caracterizan por el empleo de fórmulas latinas-cristianas y la casi ausencia de abreviaturas.

Resumiendo: se trata de una estela antropomórfica funeraria, representando, bien una deidad de ultratumba, bien la figura, ingenuamente concebida, del difunto o difunta Ilvcia, con una inscripción celtibérica, pero con caracteres latinos y, de momento, intranscribible e intraducible.

Recientemente y gracias a mi insistencia se trasladó al Museo Provincial.

De la existencia de esta piedra supieron los señores Sánchez Paredes y Callejo Serrano, sin embargo, su lectura difiere de la mía.