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José Manuel Castanheira


E um lugar-comum, quando se fala de José Manuel Castanheira, dizer que é um grande criador de espaços teatrais, um dos raros criadores de espaços do teatro portugués contemporáneo. O que é verdade, embora nao seja toda a verdade. Porque José Manuel Castanheira, através dos espaços cénicos que concebe e constrói, é aínda, e essencialmente, um criador de universos teatrais.

A sua visáo pessoalíssima, de um extremo rigor perfeitamente compatível com uma apurada sensibilidade, ilumina o percurso que vai do texto escrito á sua transcriçâo sobre o palco entendendo-se este como o lugar da representaçâo, qualquer que seja o seu modelo ou forma. O resultado é sempre surpreendente, quer o espectáculo decorra em espaços inusuais (um velho palacete abandonado, uma antiga fábrica de cerámica, como aconteceu com Tío Vânia, em 1981, e O Avarento, em 1984), quer numa cena á italiana, como nos casos de A Gaivota, em 1982, e de O Cerejal, em 1987: nestes últimos talvez ainda mais surpreendente, porque a aposta era aí mais difícil, o risco maior.

As referencias do seu trabalho cenoplástico ( dizer cenográfico seria empobrecê-lo ) sâo os grandes nomes do teatro moderno: Appia e Craig, Meyerhold e os construtivistas russos, os expressionistas alemáes, Copeau, todos os que recusaram a limitacáo do teatro as fronteiras da literatura e, para além desta, o quiseram como representaçâo total do mundo. As palavras e os gestos das personagens inscrevem-se num universo de linhas, formas e volumes, cores, luzes e sombras, que as dizem (e, dizendo-as, no-las dizem) - e para a criaçâo desse universo o contributo de Castanheira tem-se revelado fundamental. Como Appia observou acerca do 22 acto da Valquíria, nao se trata de representar uma floresta com personagens, mas sim personagens numa floresta. E isso, o teatro: enquadrar personagens num espaço, o espaço onde evoluem e os conflitos se produzem, tornando-os inteligíveis ao espectador. Como o arquitecto (que ele é) ergue um edificio a partir de um projecto desenhado no papel, José Manuel Castanheira transforma a materia idealizada pelo dramaturgo, reinventando-a numa perspectiva pluridimensional.

FUENTE: Luiz Francisco Rebello. Catálogo Cenografias 1973-1993. Sociedade Portuguesa de Autores

Castelo Branco, lino de oriente


De inspiración oriental, sí, pero del lejano oriente, los bordados de Castelo Branco son conocidos en principio del siglo XVI.

De constituición semejante a las colchas de Guadalupe, fueron por siglos la dignidad de ropa de casa de cualquier novia.

Bordadas con hilo de seda en mantel de lino, sus elementos decorativos tienen un simbolismo único. Así, el más grande elemento presente en la colcha representa el lar y el arbol de la vida; los pajaros juntos los novios, pero hay veces que estan representados por muñecos. Los encadenados, la cadena indestrutible del matrimonio; los clavos representan el Hombre, y las rosas la Mujer; los lirios, la Virtud, los corazones, el Amor; los eslabones, la Amistad; la hiedra, la fuerte afección; los jazmines, la virtud de la castidad; las granadas y las piñas, la solidaridad y la unión familiar; los pollos, la gente bendita; y los lagartos, los amuletos de la felicidad tan deseada.


FUENTE:
cm-castelobranco.pt

Jardim do Paço

Castelo Branco es una pequeña ciudad de la Beira Baja que vive de lo que da la tierra: olivos, queso y miel, además de sus codiciadas colchas de lino bordadas en seda. Tiene el atractivo de su urbanismo medieval, además de un puñado de edificios manuelinos, como la catedral y el calvario. El antiguo palacio episcopal, hoy convertido en museo, se rodeó de un jardín para el asueto del prelado, cuestión que, a juzgar por su lujo y exuberancia, cumplía sobradamente. Se distribuye de forma escalonada en distintos planos a los que se accede por medio de una pomposa escalinata de mármol flanqueada de estatuas que reproducen los apóstoles y los reyes de Portugal. Muestra un elaborado trabajo de cantería en fuentes, bancos y balaustradas, y es todo curvas y meandros barrocos juguetones, con murales de azulejos y setos de boj de formas arquitectónicas. El agua es aquí un elemento tan importante como la vegetación, como se aprecia en el estanque de las Coronas o el Lago Grande, las albercas repletas de helechos, nenúfares y papiros, las cascadas y las fuentes cantarinas que surgen en cada esquina.

INÉS ELÉXPURU - 08/02/2002

FUENTE:
elpais.com




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Diríjase ahora al Jardim do Paço (Jardín Episcopal), y vea la bella cruz de los años 500 de S. João. El antiguo Obispado, construido en los finales del siglo XVI, fué mandado edificar para D. Nuno de Noronha como su residencia de Invierno, Obispo de Guarda. D. João de Mendonça funda los jardines del Obispado, evocación de S. João Batista, en 1725. .




D.Vicente Ferrer da Rocha, segundo Obispo de Castelo Branco, acrecentó y arregló los jardines en 1782. Hay muchísimas estatuas de granito con un gran simbolismo. Las cuatro partes del mundo conocidas en esta epoca (Europa, Asia, Africa, India); los signos del Zodiaco; los ciclos de las estaciones y de los meses del año; el aire y fuego, basis del universo en la concepción griega; la Muerte, el Juicio, el Infierno y el Paraíso; las Virtudes (Esperanza, Caridade, Fe, Fortaleza, Justicia…), todo se funde, acordando cuan pasajera es la vida y el caracter contemplativo del jardin.

El gran lago, con la catarata encima, con representaciones de Moises y de Santa Ana y de la Samaritana, nos alerta para la presencia de un otro elemento del Universo: el agua. De esa plataforma se accede a una otra localizada en un plan inferior, con las escaleras de los Apostolos alrededor, con toda la simbologia de la vida o de la muerte, y de los Reyes, de D. Afonso Henriques hasta D.José