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De cómo el Rey de Armenia se llegó hasta Badajoz


…Y el Señorío de Madrid se convirtió en la capital de Armenia



Badajoz, Mayo de 1383. El rey Juan I de Castilla, con su Corte itinerante, se encuentra en la ciudad esperando a Beatriz de Portugal para desposarse con ella. Es una buena noticia para la castigada Badajoz pues, el matrimonio, supone la paz con Portugal después de casi un siglo de guerras que han dejado a la ciudad fronteriza casi despoblada y en ruinas.

Durante la espera, el Rey de Castilla es avisado de que una comitiva se acerca a la ciudad. Viene encabezada, a los ojos de los castellanos, por un extravagante personaje: corto de estatura, montando una mula y con unas extrañas vestiduras de tipo oriental. Se trata de León V de Lusignan, monarca del Reino Armenio de Cilicia.

Al rey de Castilla, la noticia de tan peculiar visita, le llena de satisfacción y ordena preparar una comitiva, que el mismo encabezará, para salir a recibir con la debida consideración al Rey de Armenia.

SIS, Capital de Armenia Cilicia, 1375. El rey León V de Armenia está sitiado por los mamelucos y se refugia en la fortaleza de Kapan.

Sólo hace un año que fue entronizado, pero los mamelucos no le han dado tregua. Armenia Cilicia, después de resistir casi tres siglos como reducto Cruzado, ha sido conquistada por los musulmanes. León V, cercado, no tiene más remedio que rendirse al poderoso ejército del Soldán de Babilonia.

Trasladado a El Cairo como prisionero se pide por él un rescate, es habitual en la época.

Su confesor, el Franciscano Juan D’Ardel, es enviado a las cortes cristianas de Europa con una carta y el sello real solicitando auxilio, pero los monarcas cristianos embarcados en la Guerra de los Cien Años no demuestran mucho interés

Los emisarios deciden pasar a la Península Ibérica.

Medina del Campo, 1380. El rey Juan I de Castilla recibe a los mensajeros del rey de Armenia; estos le entregan las cartas que portan. Informan al Castellano de cómo su rey fue hecho prisionero, trasladado a El Cairo con su mujer y su hija, y de cómo la reina había fallecido después de casi seis años de cautiverio. Juan de Castilla conmovido hace suya la causa y pide a los mensajeros que le digan la cantidad a la que asciende el rescate; le responden que: “… el Soldan de Babilonia non queria dineros por el Rey de Armenia, que asaz avia de oro é riquezas; mas queria que los Reyes Christianos ge le enviasen rogar é demandar que le soltase por honra dellos: otrosi que le placia mucho al Soldan que le enviasen algunas joyas de las que non avia en su tierra, asi como escarlatas, é falcones gerifaltes, peñasveras, é grises é tales cosas como estas”.

Juan I de Castilla accedió a tal petición y Los mensajeros partieron con los presentes y las cartas hacia Barcelona; allí embarcaron en una “galea”, puesta a su servicio por el Rey de Aragón al igual que un caballero portando cartas rogatorias, Rumbo a El Cairo.

El Cairo, Septiembre de 1382. El soldán de Babilonia recibe a los emisarios castellanos y queda satisfecho con los regalos y misivas que recibe, sobre todo le entusiasman las aves de presa ibéricas por no existir de ese tipo en Egipto. Cumpliendo la palabra dada decreta la libertad de León V, que embarcándose en la “galea” Aragonesa parte hacia occidente dejando atrás casi siete años de cautiverio.

Badajoz, Mayo de 1383. La comitiva real sale de las murallas de la ciudad al encuentro del ilustre visitante; se produce este a una legua de la ciudad, León de Armenia descabalga y se descubre la cabeza para mostrar sus respetos a su rescatador; Juan I de Castilla echa pie a tierra, lo que significa que el trato es entre iguales, y le abraza con gran regocijo.

Una vez dentro de la ciudad de Badajoz el Rey de Castilla colmó de regalos al de Armenia: “ …Le envió muchos paños de oro é de seda, é muchas joyas, é doblas, é vajillas de plata, é dióle para en toda su vida la villa de Madrid, é la de Villareal, é la de Andujar con todos sus pechos é derechos é rentas que en ellas avia, é dióle mas en cada año para en toda su vida ciento é cinquenta mil maravedíes”.

Madrid, Octubre de 1383. “Dicen que de la Armenia nos viene un señor, guardenos Dios de tan Real favor”. Parece ser que a los madrileños no les hizo mucha gracia que fuesen regalados a un extranjero y; tras sus protestas, el Rey de Castilla tuvo que prometer que a la muerte de su nuevo Señor la villa volvería a ser castellana y que nunca volvería a regalarla o enajenarla.

León V se alojó en el Alcázar pero estuvo en Madrid poco tiempo, parece que entendió el mensaje de los madrileños y en 1384 marchó a Francia.

Alcalá de Henares, octubre de 1390. Juan I esta probando un caballo que le han regalado.

Junto a la puerta de Burgos se le desboca el caballo cayendo de la silla con tan mala fortuna que se le engancha un pie a uno de los estribos; el caballo le arrastra hasta causarle la muerte.

Toledo, Febrero de 1391. León de Lusignan regresa al reino de Castilla para asistir a los funerales de su amigo Juan I. Desde que marchó de Madrid no había vuelto a pisar la Península Ibérica pero siempre consideró que estaba en deuda con su rescatador.

Paris, Noviembre de 1391. Muere León V y es enterrado en la capilla del Convento de los Celestinos. Enrique III de Castilla decreta la reversión de las villas de Madrid, Andujar y Villareal a la corona castellana.

De toda esta historia queda una calle en Madrid con el nombre de León V.

Leandro Alonso

- González Rodríguez, Alberto. “Historia de Badajoz” (2º ed.). Ed. Excmo Ayto de Badajoz, 2010.
- López de Ayala, Pero. ”Crónica de los reyes de Castilla”.
- “Historia de la Armenia” por Eugène Boré. Individuo de la academia armenia de S. Lázaro de Venecia y del consejo de la Sociedad Asiática de París. Traducida y editada por Editores de La Guardia Nacional. Barcelona 1838
- SoyArmenio.com Creado por Klaus Lange Hazarian. http://www.soyarmenio.com.ar

Carolo II de Rumanía y del Guadiana

En 1941 el rey Carolo II de Rumanía, que había abicado del trono antes de la ocupación nazi de su país, protagoniza una huída a Lisboa a través del Guadiana, en las tierras de Olivenza, más propia de las novelas de espías o incluso de las aventuras de Astérix que de la rancia aristocracia europea. La historia no tiene desperdicio.

El destronado Rey Carolo de Rumanía, surge inopinadamente en Portugal en Marzo de 1941, sustituido por el mariscal Antonescu, cuando su país se encontraba acorralado por el III Reich y la URSS.

El misterio que rodeó esta aparición permanece hasta nuestros días. Y una cosa enredó más el asunto cuando Oliveira Salazar dijo que el rey Carolo podría ser por derecho propio, Rey de Portugal. Una historia secreta que aún está por contar.

Parte de la Historia es conocida. En 1940 el Rey Carolo de Rumanía fue destronado por el Mariscal Antonescu, y su país se adhirió a la causa nazi.

Carolo huyó con su amante y una considerable fortuna, y tras un viaje por Sudamérica, se estableció en España, donde parecía que fijaría su residencia definitiva en Sevilla.

Sin embargo, Carolo volvió a fugarse desde allí a Portugal. Era algo que no agradaba a los alemanes, para quienes su llegada a Lisboa tenía el peligro de poder ser preparatoria de su traslado a Inglaterra, donde el rey podría ser usado como vehículo de propaganda.

Además, en la España franquista, estaba más a mano y controlado.

En el ambiente de intrigas característico de aquella época, se barajaban las tesis más conspirativas. Una de ellas era precisamente que Carolo había sido raptado por los servicios de la PVDE, la policía secreta portuguesa, dirigida por el Capitán Agostinho Lourenço.


La situación era en todo caso bastante confusa porque algunos meses antes, el monarca había negociado secretamente con las autoridades españolas un plan de cambio de residencia a Portugal, plan que sólo podría ser rechazado, porque valores más altos estaban en juego.

Pero realmente, todo había comenzado, secretamente, bastantes meses atrás. Retenido en España, en un exilio dorado, el rey Carolo habría planificado la eventualidad de irse a Portugal. Por entonces, el embajador de Rumanía en Lisboa se reunió el día cuatro de Octubre de 1940 con el Embajador Vianna, del MNE. Receloso y evasivo, el diplomático levantó acta escrita de la conversación.

En ese escueto apunte, el Embajador daba cuenta de que el representante rumano, que entonces había recibido, se había reunido en Barcelona con el monarca de su país y a causa de eso "desearía pedir el apoyo del Gobierno portugués a fin de que el rey pudiera ir a Portugal, dado que se hallaba retenido, por no decir detenido, en España, a petición del gobierno alemán, que temería que de Portugal marchara hacia Inglaterra", razón por la cual Carolo estaría "dispuesto a comprometer su palabra de que no saldría de Portugal".

Salazar leyó el papel el día 9 y su espíritu geométrico y frío percibió lo esencial: La solicitud de permiso para que Carolo fuera a Lisboa tenía lógica y fundamento. La descripción que le servía de soporte tenía todos los ingredientes para poder ser aceptada. Era un caso humano y una solicitud cargada de moral. En ese aspecto de las realidades aparentes, dos eran las razones que lo fundamentaban.

Primero, porque España era, en el contexto, la peor de todas las soluciones para la permanencia del rey. La estancia de Carolo en España, teniendo todas las comodidades posibles, dadas las circunstancias, estaba, de hecho, agravada por la situación de libertad vigilada, pues todos sus movimientos eran espiados por la «Seguridad» y Portugal ofrecía todo el aire apetecible de una tierra de libertad de movimientos.

En segundo lugar y además de eso, su llegada a Portugal estaría unida por lazos "sentimentales", que no se daban en Madrid. Y es aquí donde surgen las sombras de sospechas, y Salazar, rápidamente, intuye y comprende. La solicitud tendría que ser dejada allí, en el archivo de las olvidadas. Aceptar al monarca rumano sería peor que agravar las tensiones con los alemanes. Sería reabrir el armario de los esqueletos de la cuestión dinástica portuguesa, que estaba muerta y enterrada "entre navíos y armaduras".

Carolo podía llegar a Portugal a poner en crisis ya no la neutralidad internacional, sino la seguridad interna, y peor que eso, él atentaba contra los propios fundamentos del régimen republicano, porque representaba la eventualidad de la restauración de la monarquía en Portugal, interrumpida con el fallecimiento de D. Manuel, II. Él era el hombre que podía ser rey. Para Salazar, para quién D. Manuel "había fallecido sin herederos ni sucesores", eso sería demasiado complejo.

Carolo era así un problema a evitar.

La situación se conocería, sin embargo, y sería del dominio público, a través de un artículo que tenía todo el aire de haber sido insertado en un periódico de la periferia política, para tener el efecto de la futura publicación de dicha información.

En su edición de 07.11.41, el periódico de izquierda griego NEA publicó, de hecho, un artículo curiosamente importado de París con el texto en el que se hacían picantes revelaciones como que “El ex rey de Rumanía, Carolo, que hace poco tiempo llegó Lisboa con su mujer, la ex señora Lupesco (sic), podría en breve, si lo quisiera, presentarse candidato al trono de Portugal, que permanece libre desde la muerte del rey D. Manuel II. En efecto, Carolo es el biznieto de la Reina Maria de Portugal, que por su boda con el príncipe alemán Fernando, tuvo tres hijos: Pedro V, que murió a causa de la peste, Luis I, heredero de Pedro, y una hija Doña. Maria Antonia. Maria Antonia casó con Leopoldo de Hoenzollern y tuvo de él un hijo, Fernando I de Rumanía, y el padre de Carolo. Dado que el ex rey Carolo es el descendiente del ramo de la dinastía portuguesa, que permaneció fiel a la Constitución, él tenía, de acuerdo con ciertos historiadores, más derechos que el actual pretendiente D. Duarte Nuno, que es descendiente del ramo que se opuso a la Constitución y fue por eso expulsado de Portugal. Por eso, muchos se preguntan en Lisboa, si al fin Carolo irá a reivindicar la Corona portuguesa sobre la cual tiene tantos derechos, o si, por el contrario, preferirá ser restaurado en el trono de Rumanía, porque corren rumores de que Carolo está en vías de sustituir a su hijo Miguel, que no goza de la simpatía de los comunistas rumanos”

Era un artículo arreglado. Pero sucedió que lo que se pretendía que no entrara por la puerta, apareció por la ventana.

En 3 Marzo de 1941 sonó la alarma: Carolo había huido de Sevilla y había aparecido, inopinadamente en Portugal, en la compañía de la señora Lupescu. Y encima, la entrada en este país se había hecho por un lugar simbólico. De hecho, el recorrido del rey Carolo en su precipitada fuga de Sevilla hacia Portugal, realiza un curioso itinerario, simbólico para los independentistas portugueses.

Seguido de cerca por la «Seguridad» española, el monarca consigue un potente automóvil, que conducía él mismo, y pretextando visitar la ciudad de Llerena, avanza derecho por la carretera que va de Santa Olalla del Cala a Fregenal de la Sierra, Jerez de los Caballeros y Almendral, y se dirige la Olivenza.

Cerca de la frontera, el Rey y Madame Lupescu, abandonaron el automóvil en que se habían transportado y auxiliados por las personas que los aguardaban, entre los cuales estaba el portugués Carlos Reynolds Esteban, que tenía propiedades en Évora y Estremoz, se introducen en Portugal, a través de una finca, atravesada por el río Guadiana que en aquel lugar sirve de frontera a los dos países.

Carlos Reynolds era un hombre conectado al "intelligence service" Servicio de Inteligencia Británico.

Al principio, nadie conseguía comprender. En Sevilla la policía secreta española, supuestamente le había perdido el rastro. Los términos en los que todo había ocurrido, aumentaba la confusión reinante. Y encima, las primeras sospechas estaban siendo “sopladas” contra la PVDE, la antecesora de la PIDE, sospechosa de haber organizado la fuga, a efectos internos.

A las 5 de la tarde, autorizados a hablar, y amigos como siempre, los periódicos de Madrid insinuaban que en Lisboa ya se sabría de la fuga.

Agostinho Lourenço, capitán de infantería y director de la PVDE, se multiplicaba en investigaciones con el refinado propósito de «sacudir el agua del capote».Y, abre fuego en todas las direcciones. Primero demuestra, con pormenores, como y en que medida la seguridad española fue lentamente “ablandada”, y cómo la veloz máquina real pudo galopar por las llanuras de Castilla sin ningún tipo de vigilancia, dejando a Su Majestad, notable en el acelerador. Después tira a doler sobre los ingleses. Los indicios comprometían. Ante eso, ahora se abre todo un dossier. Si de hecho no fueron los ingleses quienes ayudaron al Rey Carolo, bien se rieron ellos del sucedido.

El Embajador Sir Samuel Hoare, futuro Vizconde de Templewood, entonces jefe de la diplomacia británica en Madrid, reflejaría en sus memorias "Ambassador with la special mission, 1946": “Serrano Suñer, después de prometerle un refugio seguro, lo instaló en Sevilla, donde él y la señora Lupescu se quedaron confinados.

El infeliz rey, constantemente me llamaba, particularmente cuando se hizo claro que los españoles pretendían entregarlo a los alemanes. Había poco que yo pudiera hacer. De hecho, con miras al pasado del rey, tenía buenos motivos para ignorar su llamamiento. Pero él era hijo de un príncipe inglés y, además de eso, huía a la Gestapo. Estas razones me llevaron a protestar contra el timo y falta de humanidad del Gobierno español al mantenerlo prisionero. Me quedé encantado cuando él huyó a Portugal”.

El Rey Carolo murió en Portugal en 1953, sus resto mortales fueron trasladados en 2003 a su Patria de origen.


FUENTE: José A. Barreiros // reynolds.com

Helénides del Casar

En un día soleado de Junio, cuando el calor empieza a dejarse sentir, cuando los jardines se visten de flores, se multiplican los aromas y las mariposas revolotean, llegaba a Casar de Cáceres D. Angel Rodríguez Campos, el nuevo maestro. Seguramente habría muchas opiniones pensando en como sería pero creo que nadie podría suponer que verían desde entonces pasearse por las calles de la localidad a un grecorromano que pareciera un actor de teatro con su túnica y manto ceñidos prestándole majestuosidad y transmitiendo a quien lo veía pasar “su grandeza de espíritu” (Palabras del propio Don Angel).





En principio solo vieron a un señor con aspecto de explorador y esto parece congruente ya que creó una compañía o grupo de Exploradores con sus alumnos, con banda de trompetas y tambores que desfilaban en las fiestas del pueblo y procesiones de la Iglesia. Hacían excursiones al campo en primavera, inculcando a sus alumnos el amor a la naturaleza, hoy tan en auge. Usaban uniforme caqui, pantalón corto y sombrero del mismo color, parecido a los policías de algunos estados americanos.

Don Angel amaba a los niños y los quería como si fuera un padre. A la educación de la niñez él lo llamaba: “mi dulce profesión con el mundo esplendoroso de los niños” Desde luego como maestro cumplió con los amplios deseos de los padres de sus alumnos, porque su forma de enseñarles resultó creadora y los chicos aprendían viendo imágenes que les proyectaba en una pantalla tanto de Religión como de Historia.

Nos dice D. Luis Bello en Viaje a las Escuelas de España, “La escuela era un gran salón. Las crujías formaban grandes arcos ojivados.

Todo el arreglo de la escuela lo había hecho Don Angel. Había traído material, incluso pupitres. Él decoró toda una crujía con su zócalo de yute rematado por ancha greca.

Renovó la enseñanza con su ardiente vocación y saber. Su casa la convirtió en la prolongación de su escuela, a donde acudían los chicos a completar su formación cultural y social. Les prestaba libros. Les enseñaba a cultivar el jardín y creaban un bonito paraíso. Su casa la transformó al estilo griego con varias terrazas. Los muebles los diseñó él dándoles el sello clásico griego.

Podemos resumir lo expuesto diciendo que fue un enamorado de su profesión, la que llevó a límites poco comunes de entrega y servicio. Se preocupó de darle estudios de Magisterio a sus discípulos Nicomedes Martin, Máximo Barrantes y Angel Jiménez, para que su labor no se acabara con él.

Se ganó el afecto y el respeto de todo el pueblo que supo reconocer sus grandes cualidades, su aportación como educador y su gran cultura.

Aunque comienzo esta comunicación diciendo que fue un soleado día de Junio cuando llega Don Angel Rodríguez Campos a Casar de Cáceres por otras informaciones se da el mes de Abril, y, el día, el 23, siendo un día lluvioso y frío, eso sí, del 1913 que en eso están de acuerdo todos los informadores. Si realmente sucedió en día de lluvia, miremos con ojos y sentimientos africanos y le hubiéramos augurado en aquél día, lo mejor a Don Angel. El agua es signo de fertilidad, y así, es realmente como se ha demostrado por la labor que ha hecho y en cuanto a la fecha es lo más lógico el que sea en pleno curso que no acabado éste.

Algo que Don Angel deseó es que el lugar y su entorno donde tuviera que ejercer su magisterio fuera religioso y eso tuvo la fortuna de conseguirlo. Se hizo muy amigo del Párroco, Don Saturnino Martin Moreno y lo visitaba con cierta frecuencia, manteniendo conversaciones en griego, latín y francés, que ambos dominaban. Así discurría el tiempo entregado totalmente a la vida del lugar siendo el toque pintoresco cuando empezó a vestirse de grecorromano, con túnica, manto, sandalias y en la cabeza sujetando su negra melena rizada, una cinta de tela al estilo de una diadema. A veces también usaba redecilla.

Se hablaba de él y era motivo de curiosidad para quien llegaba de fuera, pero la mayoría de las veces no salía de casa para no ser el blanco de todas las miradas. Por ello no aceptaba invitaciones a banquetes, un día si fue a un refresco con motivo de la Comunión de los hijos de un discípulo.

Parece ser que no le gustaba que lo fotografiasen, pero era aficionado a la fotografía y con su cámara si que se hacía fotos. Según un articulo de Don Jaime Tovar Patrón, podría reconstruirse algo de su vida, cuando está en la escuela, en su casa, en el campo ante las encinas o hablando con algún alumno.

En el pueblo nadie le consideró chiflado, sigue diciendo Don Jaime Tovar, ni él toleraba la más mínima burla de su persona, él era afectuoso y educado. Sin embargo Don Juan Ramos A. Afirma que el pueblo al principio dudó. Lo expone así en un artículo en Hombres de Extremadura- Periódico Extremadura.

Siempre me había preguntado el porqué del uso de los colores de sus túnicas y sus mantos, qué criterios había seguido para ello en algo tan importante como era el vestirse de ese modo, extraño para los demás. Sor Mercedes Jiménez Sánchez me lo aclaró cuando me dijo que se guiaba de los colores de los tiempos litúrgicos de la Iglesia, y así mismo lo asevera en su artículo sobre Don Angel, Don Jaime Tovar Patrón.

A Don Angel lo atendía un matrimonio que se llamaban María Sánchez Vivas y Basilio Jiménez Carrero. Fueron naciendo los hijos del matrimonio, José, Pedro, Sofía, Angel, Mercedes y Antonio, que fueron integrándose en la vida cotidiana en la que tomaba parte Don Angel, al que aprendieron a conocer y respetar. Al cuarto de los hijos, Don Angel lo hizo su ahijado y le puso su nombre y llegado el momento le dio la carrera de maestro, antes se la había dado a otros dos alumnos como ya reseñé.

Los años que pasó en Casar de Cáceres fueron fecundos dándole tiempo para tan amplia obra literaria, interesante por lo genuino de su composición, 20 libros de poesía, poemas en latín y en castellano la rica lengua cervantina. Famosos Diálogos Sociales a la Escuela o Memoria de Helénides de Salamina. Nueve libros de poesías latinas con el nombre de las 9 musas etc. “La Oda a España” se publicó en un opúsculo por los años 40.

Dejaba que lo visitaran los hombres pero no las “muñecas pintadas” como llamaba a las mujeres.

En un articulo nos cuenta lo siguiente Fernando, en Ventana a la Ciudad. –El maestro loco del Casar- que a continuación transcribo:

“ En unas jornadas literarias celebradas en Cáceres en Mayo de 1955 como un atractivo más de ellas se invitó al maestro romano del Casar, Don Angel Rodríguez Campos, más conocido en el mundo intelectual como “Helénides de Salamina,” a pronunciar una conferencia entre los más de ochenta intelectuales y escritores de primera fila de aquél entonces que figuraban en las jornadas y entre los que citaré a título de ejemplo a César González Ruano, Ignacio Aldecoa, Juan Antonio Cabezas, Jaime Capmany, Pedro de Lorenzo, Zunzunegui, etc.

Ni que decir tiene que aquella ilustre concurrencia entre la que me encontraba simplemente como aprendiz, se tomo el asunto a pitorreo por aquello de que don Angel vestía siempre de griego clásico y se le podía tomar por un loco. Es más, la noche anterior a la conferencia se especuló sobre todo aquello. El que más y el que menos supuso que era un PAYASO, un maestro de escuela loco cuya manía por vestir como un griego clásico le había trastornado la mente como a D. Quijote y que de su boca no podrían salir mas que sandeces. Todos desconocían su obra; solo se decía que Unamuno se escribió con él en griego, pero nadie pasaba a creer más que en la locura de don Angel, que pidió se le pusiera un coche que le llevara hasta la puerta de la Diputación, donde se celebraría la conferencia, para no lucirse vestido de griego por las calles de Cáceres.

Se celebró la conferencia y las risas que hubo a su entrada se convirtieron en silenciosa atención nada más que abrió la boca; atención que se convirtió en respeto y admiración a los pocos minutos. Explicó el porqué se “había apartado del mundo” vistiendo de griego para realizar su “Panelenio,” la obra de su vida, leyó algunos poemas del mismo y explicó su concepción filosófica del mundo.

Al salir le pregunté a César González ruano, que había sido uno de los más reticentes:

-¿Qué le ha parecido?

- Que los payasos éramos los que escuchábamos porque es un sabio de cuerpo entero al que hay que perdonarle que vista como quiera.”

Casos como este debieron pasarle más pero siempre se imponía la autoridad de su vasto conocimiento y preparación que consiguió con el esfuerzo y tesón en sus estudios. A Don Angel se le ovacionó largamente al acabar de recitar sus poemas de forma magistral rodeado como Sócrates de sus discípulos mejores en escolta emocionante de amor y admiración por el Maestro; nos lo cuenta en otro articulo el Sr. Ramos Aparicio.

En cierta ocasión le pidió el Rector de una Universidad de Madrid que acudiera invitado a dar una conferencia y acompañado de un profesor de Cáceres asistió. Fue vestido de paisano pero llevaba su melena habitual. A su regreso venía contento de haber ido y el profesor que lo acompañaba encantado por la elegancia con que se desenvolvió ante los demás, dejando ver sus muchos conocimientos. Le pidieron que se fuera a Madrid pero él rechazó la invitación prefiriendo seguir en Casar de Cáceres.

Según nos contaba Don Jaime Tovar Patrón en su articulo, Don Angel le había dicho muchas veces que a Homero era imposible superar, pero no así a Virgilio. No sé si soñaría en un trío: griego, latino y castellano, siendo él el aspirante a hacer universal la lengua de Cervantes.

Creo, que el sobrenombre que tomó del marco griego “ Helénides de Salamina,” lo hizo cuando empezó a vestirse de grecorromano, lo que quiere decir desde casi llegó a Casar de Cáceres. Se ambientó en cuanto a casa y en cuanto a su ropa y costumbres con lo que se metió de lleno en su obra y cada día escribía dando rienda suelta a su imaginación y por otro lado al caudal inagotable de su ingenio. Su ropa se la hacía él, alternaba sus trabajos de educador con el de la costura y sus escritos.

Su obra El Panelenio es en pleno siglo XX una obra épica y mitológica, de corte clásico, libro digno de leerse. Puede según dicen compararse a la “Eneida,” “La Odisea” y “Os Lusiades.”

Don Antonio Rodríguez Molino en la Revista “Foco” en el año 1954 decía que El Panelenio era algo imprescindible para conocer la literatura modernista de España y aseguraba también este famoso escritor que se debía editar esta obra para regalo de los buenos paladares literarios, escrito en tercetos tan bellos que pueden figurar al lado de los buenos del Siglo de Oro.

La obra El Panelenio consta de 20 libros con veintiún mil versos en tercetos, que tardó en escribir siete años, un binomio de lo griego como mito y la realidad castellana.

Después de estar el manuscrito de El Panelenio perdido, apareció en la Diputación Provincial y cerca de 40 años después se edita, es el año 1988, y lo realiza la Institución Cultural El Brócense. El libro consta de 665 páginas, lleva un prólogo de Angel Jiménez Sánchez, su discípulo y una introducción e índice onomástico realizado por César Chaparro y Luis Merino. El acuerdo de editarlo lo tomó la Excma. Diputación Provincial el 30-V-1972- en sesión ordinaria. El manuscrito apareció en la caja fuerte de la Diputación según lo atestigua un articulo del Periódico HOY de fecha 10-XII-1985, donde además se dice que fue Don Manuel Veiga, Presidente de la Excma. Diputación Provincial de Cáceres, quien tomó la decisión de editarlo y a petición del propio pueblo representado por el diputado Don Juan Andrés Tovar y el Sr. Alcalde, Don José Cortés Ojalvo. Este último fue alumno de Don Angel Rodríguez Campos, Helénides de Salamina-

Hubo distintos intentos de publicar su obra mientras vivía e incluso después de su muerte.

Lo importante es que al final en 1988, la institución Cultural El Brocense editó la gran obra de Helénides de Salamina, El Panelenio. El autor canta la leyenda de Teucro, héroe Dánao que, tras impresionante odisea, habría alanzado las riberas del Tormes para fundar Salamanca. El poema se recrea en la expresión del binomio mundo griego – mundo hispano, o dicho de otra forma, entre los mitos y la realidad.

Decía en su articulo Don Jaime Tovar Patrón que daba la impresión de que creía en las musas como nosotros en los ángeles. Se conocía a los habitantes del Olimpo, morada de los dioses griegos, con pelos y señales. Las ninfas, deidades de las aguas, bosques o selvas. Las nereidas, las 50 hijas de Nereo y Doris que personifican las olas del mar, destacándose Anfitrite, Tetis y Galatea, y, que estos y otros seres mitológicos le confiaban sus secretos como si siempre hubiera andado con ellos.

Hora es ya de que conozcamos algo de la vida de Don Angel Rodríguez Campos. Nació en Mogarraz (Salamanca) el día 28 de Julio de 1884,como lo atestigua la fotocopia del Acta de Nacimiento que acompaño a esta comunicación. Su familia era gente sencilla. Queda huérfano de padre y posteriormente muere su madre cuando aún era muy niño, unos 7 años; hay quien dice que con algunos más, pero también hay quien afirma que su madre murió una noche mientras dormían juntos en un colchón en el suelo. Hay quien asegura que tenía una hermana que tan indefensa como él pasó a un orfanato hasta tener edad para los estudios. Su hermana entró en un convento de clausura en Salamanca y cuando profesó la destinaron a la provincia de Teruel y murió al poco de estar allí, muy joven. Parece ser que la causa fue el frío que hacía en aquella ciudad.

Hay distintas opiniones sobre los estudios de Don Angel, en cuanto a estos y a los lugares donde los realizó. Se dice que lo llevaron a Salamanca a un convento, el de los PP Paules y otros que a un convento de franciscanos. Lo que sí afirman varios es que aunque estudió para sacerdote no llegó a cantar Misa, según parece si la cantaba tendría que marcharse a misiones y él no quería ser misionero. Estudió griego y latín, los hablaba correctamente. Sus poemas latinos tienen mucho que decir. Tenia profundos conocimientos sobre literatura clásica.

Estudió Magisterio en la Escuela Normal de Salamanca. Ya con su título hace oposiciones y va a Casar de Cáceres. Al mismo tiempo que hacía su Magisterio daba clases de griego en la cátedra de Don Miguel de Unamuno, con quien se carteaba en griego.

Componía versos desde los 14 años, en latín, con gran habilidad, causando asombro a Don Marcelino Menéndez Pelayo, a quien Don Angel hizo una poesía, a su persona y el insigne polígrafo le aconsejó que junto a su trabajo desarrollase esa faceta innata en él. Según parece es quien le aconseja que estudie Magisterio.

El lugar al que tiene que ir como maestro está a unos once kilómetros al Norte de la capital, Cáceres. Se llama Casar de Cáceres y al buen decir de mi padre q.e.p.d., Don Tomás Martin Gil, “es un pueblo laborioso y rico, que pertenece a la Diócesis de Coria y cuyo término municipal es de unas trece mil hectáreas de extensión, abundante en finos pastos que alimentan el ganado lanar. Producto de esta ganadería son los famosísimos quesos de Casar de Cáceres sobre todo su apreciadísima torta, queso bajo, raro y exquisito y que siguiendo la manera norteamericana, no vacilo en calificar como el mejor queso del mundo.

Este pueblo ocupa una hondonada de la llanura, algo ondulada, que ase extiende desde la capital hasta el cauce del Tajo. Sus calles se orientan de Norte a Sur, son anchas y limpias; las casas hechas de mampostería y bóvedas de arista, tienen un zaguán al entrar, a donde dan las puertas de la sala y alcobas con pasillo central que lleva al corral, en el que suelen estar las dependencias para el ganado. En el segundo piso están los graneros, almacenes y la cocina donde se cura la matanza.

En el año 1931 había unas 900 casas de las cuales la mayoría es de dos pisos (49 de tres) y ha censado en 1930, 4.762 habitantes de hecho y 4.941 de derecho. La industria es un par de tenerías, algún taller de zapatería y los telares han desaparecido por completo pero hay una Fábrica de electricidad y harinas, que fue una de las primeras de Extremadura. Según Madoz en la mitad del siglo pasado fue más floreciente la industria con 10 tenerías, 40 talleres obradores de zapatería, 3 lagares de aceite, 3 molinos, 7 telares de paño y 5 de lienzo y 6.025 almas.

La Iglesia se encuentra en la parte central del pueblo como ocurre con la mayoría de los pueblos extremeños. El pueblo florecía alrededor de la Iglesia. Está aislada y la rodea un muro, con tres entradas, es un espacioso atrio, al que llaman los naturales del lugar el arandel, Su orientación es la clásica, de Este a Oeste con su cabecera al Saliente. Si estudiáramos su historia, su arte, podríamos llegar a la conclusión que este pueblo es muy católico, muy ferviente.Cumplía con los deseos de Don Angel cuando llegó a ejercer allí su Magisterio, la faceta primordial del carácter social de ese pueblo es eminentemente religioso.

Don Valeriano Gutiérrez Macías nos recuerda que el último curso que pasó dando clases Don Angel Rodríguez Campos fue el de 1953-54. Así mismo nos da la fecha del 15 de Enero de 1956 como dato muy significativo en que pasó a vivir a casa de su discípulo y ahijado Don Angel Jiménez Sánchez por razones de salud. Desde ese día su casa quedó sumida en el silencio, sus triclinios y escaños romanos no acogerían ya más a tan relevante hombre de letras, una grave enfermedad acababa con su vida el 26 de Agosto del mismo año 1956. Moriría con el consuelo de haber sabido dar una sólida educación a su ahijado que lo había acogido en su casa como si de un padre se tratara. Es digno aquí de resaltar este comportamiento en el discípulo que lo acoge en la enfermedad y en la debilidad y eso solo tiene un nombre –reconocimiento. Analizando todo llego a la conclusión que fue un buen educador.

Adjunto para atestiguar su muerte fotocopias del Acta, Parte y Certificado de defunción en ellos están correctamente señalados todos los datos en cuanto a hora, lugar, a consecuencia de, etc. Que me parece importante que figuren.

Don Valeriano Gutiérrez Macías nos comenta “La muerte de este hombre ejemplar y excepcional causó hondo sentimiento en toda Extremadura, en la provincia de Cáceres y sobre todo en su laboriosa población, a la que estuvo vinculado 43 años.

Don Jaime Tovar Patrón cuenta que al ir a su pueblo natal de visita, se acercó al Cementerio con el fin de visitar el humilde nicho de Don Angel Rodríguez Campos, tenía curiosidad por leer su epitafio, que al parecer él en vida había dicho que quería que figurase solo esta leyenda: HELÉNIDES ESCRIBIÓ EL PANLENIO. Lo cierto es que a la hora de la verdad allí rezaba lo siguiente: D.E.P. DON ANGEL RODRIGUEZ CAMPOS - HELÉNIDES, 26-Agosto –1956.

A su entierro fue el 80% de los vecinos del pueblo ya que todos le apreciaban y querían.

Marcela Martín Jiménez



M. Legendre, el francés hurdano

Maurice Legendre, intelectual católico e hispanista francés. Director de la Casa de Velázquez, centro cultural francés en Madrid.

Legendre fue invitado (verano de 1909) por el dominico Padre Matías, a conocer el santuario de la Peña de Francia (provincia de Salamanca), que le atrajo inicialmente por la conexión de su nombre con Francia, debido al descubrimiento de la imagen de la virgen del santuario por el francés Simón Vela, en la Edad Media. Dos años más tarde, acompañado de Jacques Chevalier, escribía en el Álbum del santuario lo que puede considerarse la razón de su interés: "Con toda la confianza que da la súplica ya atendida, yo le pido a la Virgen de la Peña que me permita volver aún muchas veces a su Santuario, y señalar el camino a numerosos amigos de Francia; porque es aquí donde los corazones españoles y franceses mejor pueden fraternizar en el Cristianismo".

En 1912, guiado por el "tío Ignacio", además de la Peña visita la comarca de las Hurdes. Desde entonces, Legendre realizará una permanente campaña para llamar la atención de la opinión pública sobre el problema hurdano, denunciando su abandono histórico y penosa situación. En 1914 invita y acompaña a su amigo Miguel de Unamuno a un viaje por la comarca y, en abril de 1922, hace lo propio acompañando a la Comisión Sanitaria, presidida por su también amigo el Doctor Gregorio Marañón. Esta comisión fue la que preparó la visita de Alfonso XIII a la región de las Hurdes en junio del mismo año, que dio origen en 1933 al truculento documental de Luis Buñuel Las Hurdes, tierra sin pan.

Durante toda su vida, Legendre siguió interesándose por el problema hurdano, y a él dedicó su tesis doctoral presentada en la Universidad de Burdeos (Las Jurdes : étude de géographie humaine, 1927). Animó a muchos franceses, de distintas ideologías, a interesarse por la historia y cultura españolas, como fue el caso de Pierre Vilar, por lo que se le puede considerar como uno de los iniciadores del hispanismo. Por este motivo se le concedió la Cruz de Comendador de la Orden de Alfonso XII.

En 1934, con motivo del quinto centenario del hallazgo de la imagen, organizó una peregrinación oficial francesa al santuario de la Virgen de la Peña de Francia. Tras la guerra civil, en que mostró sus simpatías por el bando vencedor (Nouvelle histoire d'Espagne, 1938) y con más motivo tras la Segunda Guerra Mundial (Semblanza de España, 1944) , gozó de la colaboración de las autoridades franquistas, que en medio del aislamiento internacional, encontraban muy útil su proximidad a un intelectual europeo católico (Notre Dame de France en Espagne 1945). Ese mismo año organiza una peregrinación internacional para pedir por la paz del mundo.

Legendre falleció el 12 de febrero de 1955 y sus restos son trasladados y enterrados en la nave central de la iglesia del Santuario de la Virgen de la Peña de Francia el 1 de julio de 1956.



FUENTE: wikipedia

Pedro Vallina, ángel transiberiano

La mano de Pedro Vallina olía a estoraque y almizcle, como ese aire atrapado en las antiguas boticas. Apenas podía tomar la pluma, pero estaba arrebatado por una obsesión:-escribir sus memorias. En las páginas, que llena de historias sorprendentes, retrata un mundo perdido, una utopía, un sueño. La letra apenas se entiende, un garabato como el rastro titubeante de una araña de esas que se esconden en los desvanes.

No hace mucho que un grupo de amigos, al verlo depresivo y sin ánimo, le ha sugerido un proyecto:-recordar, contar quién fue y la España por la que luchó. El viejo médico anarquista, que ya ha perdido a su inseparable compañera Josefina Colbach, está abatido, enfermo y sufre de insomnio. A veces, se levanta por la noche y pasea por la casa diciendo:-«Aquí no se puede hacer nada». Triste sino del exiliado.

Parece que Vallina acaba de enterrar todos sus sueños. Ha abandonado la clínica médico-quirúrgica de Loma Bonita, en el estado mexicano de Oaxaca. Ahora vive en Veracruz, que será para él, la ciudad de la muerte y de la memoria.

Las memorias de Vallina resultan ilegibles, así que su nieta Xóchitl se ocupa de mecanografiarlas. Vallina dicta, vive sumergido en el pasado:-su infancia en Guadalcanal, sus primeros contactos con los ambientes libertarios en Sevilla, las conspiraciones en Madrid, el destierro en París, en Londres y en la llamada Siberia extremeña, la Guerra Civil y el exilio definitivo, primero en Santo Domingo y después en México.

La editorial Tierra y Libertad publicó Mis Memorias en 1969 en Venezuela y en México en 1971, un año después de su muerte. Sin embargo, como tantos libros del exilio no volvió a publicarse, así que las memorias llegaban a España en fotocopias que circularon durante algún tiempo hasta que, de tanto reproducirse, se volvieron ilegibles.

Esa es la razón de que desde la CGT se impulsara la reedición de este valioso documento sobre la vida del héroe libertario. Decenas de personas participaron en un maratón mecanográfico para reescribir el texto, al mismo tiempo que se organizaba un homenaje y la visita de su familia: su hijo Harmodio y su compañera Sara junto a su nieta Xóchitl, que viven en México. Así, Mis Memorias se pudo leer en España gracias a la edición del Centro Andaluz del Libro y Libre Pensamiento en el año 2000.

Los recuerdos del médico anarquista que había revolucionado la España de comienzos del siglo XX regresaban con aquella epopeya mítica de sus luchas por la libertad y los derechos de campesinos y obreros, además de su revolucionario ejercicio de la profesión de médico sin cobrar a los más necesitados.

Las memorias se detienen en el momento en el que abandona España tras la guerra. Apenas menciona su labor de médico en el exilio. La dirigente anarquista Federica Montseny escribió poco después de morir Vallina: «¿Quién narrará los últimos años del doctor Vallina en México? ¿Lo que fue su existencia, perdida entre montañas, viejecito ya, desplazándose penosamente a través de la selva, protegido de lejos por los pobres campesinos que, después de muchas reservas y recelos, lo adoptaron de tal forma que hubiesen dado la vida por él?».

Este tomo por escribir es el que hay que recomponer a partir de las semblanzas, el correo, los artículos sobre su figura o la memoria oral de quienes lo conocieron en esta etapa.

El hombre que se había convertido en una leyenda del anarquismo, que había participado en los intentos de asesinar a Alfonso XIII en París y en Madrid, que había sido compañero de líderes libertarios abandonaba España siguiendo la cola de fugitivos que intentaba alcanzar Francia.

En las memorias, aporta algunos datos sobre este éxodo. «No muy lejos del puerto de Rosas encontré un hospital militar que desocupaban los enfermos;-me impresionó profundamente contemplar a varios ciegos que cogidos de la mano preguntaban cuál era el camino de Francia».

Cerca de los Pirineos pasa su última noche española. Antes de partir, entrega a la madre de un soldado que conocía varios libros de medicina que llevaba. Y apunta:-«Por si pudiera algún día volver a recogerlos».

Esta frase, escrita tantos años después en su exilio mexicano, está cargada de pesadumbre. Habría que imaginar a un Vallina envejecido, casi vencido, que recuerda el paradero de sus libros de medicina en los que había anotado algunos casos sobre la viruela, la tifoidea, la escrofulosis o las tisis venéreas. A veces, su memoria se convierte en un albarelo que guardara los malos humores y las fiebres malignas de todos los que sanó.

Vallina sigue el terrible camino del destierro. El chalequillo le huele a polvo de quina aluminoso y jarabe de adormidera con el que quisiera olvidar el verdadero olor que lleva en la ropa y en el alma: el hedor abstracto de la muerte.

En Perpiñán, el médico es obligado por las autoridades francesas a entregar el fusil e ingresa en un refugio-prisión. Allí ejerce de médico en una barraca de curaciones. Luego, pasará al campo de internamiento de Argelès hasta poder refugiarse en un sanatorio antituberculoso, un panorama desolador que él conoce muy bien. Es entonces cuando recuerda sus experiencias en el sanatorio antituberculoso que creó en Cantillana, todo ese mundo que dejó atrás y que ahora parece tan lejano.

Camino de América

Finalmente, Vallina abandona Francia y se embarca en el vapor La Salle rumbo a Santo Domingo. En la colonia de Dajabón abre una clínica para sanar a los nativos que padecen el paludismo y la tuberculosis.

Poco después se establece en México. Primero vive con su familia en la calle de Bolívar y luego se traslada a Loma Bonita en Oaxaca donde permanecerá cerca de treinta años curando a los indios y campesinos mexicanos en el Consultorio Médico Quirúrgico Ricardo Flores Magón.

En una de las cartas de sus últimos años, en concreto en una enviada a Renée Lamberet, profesora de Historia en París, describe su trabajo:-«Te remito tres fotografías de indios de esta selva. La muchacha que levanta el brazo izquierdo, lo tiene enfermo de gangrena y hay que amputarlo. (…) El calor aquí es espantoso por este tiempo, y la disentería, el paludismo, etc hacen grandes estragos, pero el peor enemigo es el alcohol. Los asesinatos son muy frecuentes».

En sus últimos años, ya en Veracruz, Vallina se volcará en su libro de memorias. En octubre de 1968 recibe los primeros ejemplares, que se venden muy bien. El dinero conseguido, que podría haber servido para aliviar su situación económica, se empleará desgraciadamente en los gastos del entierro. Fue un entierro modesto, apenas diez personas lo acompañaron. La tumba en el cementerio de Veracruz quedó cubierta por claveles rojos y gladiolos que colocaron sus nietas.

APOYO: RECUERDOS SIN NOSTALGIA DE UN PUEBLO ANDALUZ

«Mi nombre es Pedro Vallina Martínez, y nací en Guadalcanal, provincia de Sevilla, el 29 de junio de 1879. Mi padre era asturiano y de muchacho marchó a pie a Sevilla, con otros de su edad, en busca de ocupación». Así comienzan las memorias de Vallina, uno de los libros más singulares sobre aquellos personajes de la leyenda libertaria.

Vallina moría en el exilio mexicano en febrero de 1970 y, aparentemente, sólo restaba que se cumpliera el macabro rito del olvido, ese sudario definitivo que cubre la memoria de los desterrados. Pero, algunos años más tarde, a pesar del silencio y el interés por el olvido, en Sevilla –la ciudad que apenas recordaba su leyenda maldita– un grupo de personas se interesaba por rescatar la leyenda del llamado «tigre libertario», ese hombre que definían como una mezcla «entre Bakunin y San Francisco de Asís».

Pero no se trataba sólo de la reedición de sus memorias. Un escritor sevillano, a su modo también un lúcido ácrata, se atrevía a novelar la vida de Pedro Vallina. Era Vicente Tortajada, quien en Flor de cananas (Renacimiento, 1999) rescataba la curiosa existencia del médico libertario. En este pasaje narra cómo era la casa de Vallina en la calle Bustos Tavera, en el corazón de Sevilla la Roja:-«Había una alacena cuyo fondo camuflaba una puerta, y una escalerita que iba al ‘Cuarto de las conspiraciones’, salón subterráneo y bien amplio adonde se colaba el anarquismo cabal del barrio: desde San Marcos al Pumarejo y San Julián, de los Terceros a la cúpula blanca y azul de San Luis de los Franceses y al arco bellísimo y populachero de Bab-Al-Macaraná».

Pero, más allá de este atractivo ejercicio de ficción, las memorias de Pedro Vallina son el mejor documento para conocer a este personaje. Especialmente estremecedor es el capítulo dedicado a su pueblo natal, Guadalcanal, y cómo el niño Vallina se da cuenta de las injusticias y decide convertirse en anarquista. El relato evocador nada tiene que ver con el habitual tono de nostalgia de los libros de memorias del exilio:-«El personal en su mayoría valía poco y no aspiraba a otra cosa que a vegetar. La propiedad de la tierra estaba en las manos de unos pocos, los más malos y brutos del lugar. Los ricos holgazanes pasaban el día en el casino, hablando de tonterías;-los artesanos, las noches en las tabernas. (…) Las mujeres de los ricos hablaban como cotorras, se visitaban entre ellas, y organizaban fiestas religiosas, bailes y corridas de toros».

EVA DÍAZ PÉREZ

PUBLICADO EN EL MUNDO EL 23 DE ABRIL DE 2007


FUENTE
memorialibertaria.com


Deleitosa Smith

Eugene Smith inicia su trabajo de campo en Deleitosa el 11 de junio de 1.950 y finaliza (forzado por la Guardia Civil) el 7 de julio.


W. Eugene Smith (1.918 - 1.978) está considerado como uno de los mejores fotógrafos del mundo.

Su obra ha tenido gran importancia en el siglo XX, y ha iluminado a sucesivas generaciones de fotógrafos. Su fuerte fueron los fotorreportajes, a los que dedicaba un esfuerzo e intensidad impresionante. De todos los trabajos, el más importante y el que seguramente le hizo más famoso fue el que realizó sobre Deleitosa.

Este reportaje de 17 fotografías se publicó bajo el título de Spanish Village: It Lives in Ancient Poverty and Fait, el 9 de abril de abril de 1.951, en la revista ilustrada Life. Este trabajo suscitó una considerable admiración en muchos países, mientras que fue objeto de censura por la dictadura franquista.

(...)

W. Eugene Smith nace el 30 de septiembre de 1.918 en Wichita (Kansas) con una trayectoria profesional labrada en diversos fotoreportajes desde 1.934. En 1.937 se traslada a Nueva York y entra a trabajar en la revista Newsweek. Durante la II Guerra Mundial es nombrado corresponsal de guerra en la revista Flying. Anteriormente realiza fotografías destinadas a explicar la opinión pública americana la entrada en guerra de los Estados Unidos, en la revista Parade.

Participa en numerosas salidas aéreas y es testimonio de la vida a bordo de los portaaviones estadounidenses. Cubre la batalla de la isla de Saipan con una óptica novedosa: gira la cámara para fotografiar los efectos devastadores que la guerra produce sobre la población civil. Participa en el desembarco de los marines en Okinawa, “Americans Battle forOkinawa” (1.945).

Las fotografías de Smith sufren cambios a lo largo de su trayectoria. Si en un principio respondían a los cánones clásicos, a medida que transcurre el tiempo van adquiriendo un contenido más trágico. En 1.948, acabada la II Guerra Mundial, realiza un reportaje sobre la vida cotidiana de un médico rural “Country Doctor”. A su vuelta de España (1.951), Smith propone a Life un trabajo sobre una partera negra, Maude Callen, en el sudoeste de los Estados Unidos “Nurse Midwife”.

En 1.955 se incorpora a la agencia Magnum, iniciando el proyecto fotográfico sobre la ciudad de Pittsburgh (1.955 / 1.956). Al final de su carrera realizó el mundialmente conocido reportaje sobre la contaminación de la ciudad de Minamata, en Japón, “Death Flow for a Pipe” entre los años 1.971 y 1.975. Muere el 15 de octubre de 1.978 a causa de una hemorragia cerebral.

En 1.950 la revista americana Life tenía la intención de publicar un reportaje sobre los problemas de aprovisionamientos de alimentos en la España franquista. Life obtiene la autorización del gobierno español con cierta celeridad. Se trata de una revista de reconocido prestigio internacional con varios millones de tirada mensual. El gobierno de Franco consideró que un documental fotográfico visibilizaría los efectos que el bloqueo internacional producía sobrelos españoles/as.


Eugene Smith viene acompañado por su ayudante, el fotógrafo norteamericano Ted Castle, y una intérprete francesa que hablaba español e inglés, Nina Peinado. El fotoreportaje debía reflejar el régimen. Pero la intencionalidad de Smith era política, como buena parte de sus reportajes : “voy a intentar entrar en un pueblo español a fin de describir la pobreza y el miedo engendrado por el régimen franquista. Espero realizar el mejor reportaje de mi carrera” parafraseando las misivas que escribía a su madre. “Un pueblo Español”- más exactamente “Spanish Village: It Lives in Ancient Poverty and Faith” - es el título del reportaje más famoso de la historia de España. Deleitosa es el destino final de un largo viaje.

(...)

Existen varias versiones sobre la elección del lugar para la realización del reportaje. Smith buscaba un pueblo cualquiera, una comunidad que expresase de forma sintética su idea de España. A Nina Peinado le llamó la atención el nombre de “Deleitosa” que probablemente tradujo de Delightful, un lugar delicioso. Irónicamente el origen del nombre del pueblo se refiere a “delito”, lugar donde se ajusticiaban a los reos.Otra versión considera que el artículo de “Meditación ante un pueblo sin nombre” de Gómez de la Serna, publicado en el periódico Abc en mayo de 1.950, inspiró a Smith a buscar el pueblo en la región de Extremadura.

La combinación de las circunstacias anteriores, el cansancio acusado por las precarias condiciones en que se encontraban las vías de comunicación y el tiempo y los recursos invertidos hasta el momento confluyen en la elección de Deleitosa como pueblo laboratorio para desarrollar las intenciones del fotógrafo.


FUENTE: Jesus de Miguel y Carmelo Pinto. Sociologia Visual CIS (Centro de Investigaciones Sociologicas). 
(2002).


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Das spanien dorf