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El vientre del arquitecto







Chalet de los Málaga

El chalet de los Málaga, ubicado en el Paseo de Cánovas en Cáceres, fue diseñado en los años 30 por Ignacio López Munera, que por aquel entonces era arquitecto municipal de Trujillo.

En su arquitectura se trazan distintos movimientos, desde el modernismo hasta el historicismo, y guarda en su apariencia cierta estética cantábrica.

De grandes proporciones, consta de tres plantas coronadas por una amplia terraza. Todo ello bordeado por una balaustrada de piedra y un generoso jardín.



La historia local refleja cómo durante el quinquenio 1925-1930 la rica burguesía cacereña construyó sus chalets de recreo en estilo ecléctico o pseudomodernista en las proximidades del parque de Calvo Sotelo. El de los Málaga es el último ejemplo vivo de aquella época.

FUENTE:
elperiodicoextremadura.es

Mercado de Santa Ana

(...) aunque la obra clave del Racionalismo (en Badajoz) es el Mercado de Santa Ana, del año 1937 e inaugurado el 10 de septiembre de 1939, cuyo proyecto fue realizado por Rodolfo Martínez para acoger el abastecimiento de frutas y pescados de la ciudad. Ha sido restaurado recientemente ofreciendo un aspecto claro y definidor del estilo.


FUENTE: badajozjoven


El mercado de Santa Ana es un mercado "de barrio" situado en la Plaza Chica de Badajoz. Su arquitectura es de estilo racionalista y fue diseñada por Adolfo Martínez, inaugurándose en el año 1.939.
(...) tiene "una planta de cruz latina, que aprovecha el reducido espacio del que dispone y se estructura en dos alturas.


FUENTE: extremaduraaldia

Teatro Carolina Coronado

El teatro Carolina Coronado de Almendralejo, quizás por su desafortunada reforma de 1971, en la que perdió la dignidad teatral que le daban los palcos, nunca ha sido considerado por los estudiosos del arte como un edificio significativo, a pesar de ser un edificio pionero en Extremadura.


La estructura de edificio, que se proyectó a principios de siglo pasado sigue la concepción de "teatro a la Italiana", utilizada en todas partes a lo largo del siglo XIX. La voluntad del promotor del Teatro Carolina Coronado estaba en consonancia con el espíritu de creación de grandes espacios escénicos. Este teatro se concibió como una gran sala de unas dimensiones majestuosas, la altura entre el techo y el patio de butacas excedía de los 15 metros.



Sobre ese espacio vertical se situaban las plateas, sustentadas por columnas de hierro fundido y los dos anfiteatros. El proyecto bastante ambicioso, ya que estaba concebido para albergar a 1.700 espectadores teniendo en cuenta que el Teatro Real de Madrid nació con un aforo de 1.800 espectadores.

También debe tenerse en cuenta, como factor a valorar en este edificio, que la construcción del Teatro Carolina Coronado supondrá la incorporación del hierro como componente arquitectónico importante en nuestra región. No sólo se va a utilizar este material como elemento sustentante, sino que se emplea en una función puramente ornamental o de seguridad. El acero es empleado en la construcción de la armadura que sostiene la cubierta del Teatro, de hierro fundido son las columnas que soportan los palcos y las barandillas de los anfiteatros, con hierro se enmarcan los vanos acristalados que se abren en la ecléctica fachada principal del Teatro y le da esa sensación de ligereza, y de madera y fundición eran también las butacas instaladas de forma abigarrada en la sala, butacas que eran desmontadas cuando en las fiestas, como el Carnaval, se utilizaba el patio de butacas como Salón de Baile.



Con la progresión demográfica y con la base de la economía centrada en el sector primario, con una incipiente industria transformadora, buenas vías de comunicación, la población se enriquecía económicamente, lo que posibilitaba la construcciónde edificios para actividades culturales y recreativas de un considerable valor artístico como: la Plaza de Toros (1834), el Teatro Carolina Coronado (1916), el Círculo Mercantil (1924), o el Obrero Extremeño (1930).

En este marco, se puso en marcha el proyecto para construir el edificio que nos ocupa: el Teatro Carolina Coronado. Una obra de la que se conservan los planos originales, realizados por el arquitecto portugués A. Coffino; del que se tienen muy pocos datos, salvo que se anunciaba como arquitecto y constructor civil, especialista en cemento armado y que tenía su estudio en la Rúa dos Retroceiros número 35 de Lisboa

Debido a la nacionalidad portuguesa de A. Coffino, la validez del proyecto que presentó ante las autoridades competentes D. Pedro González Torres, el promotor del Teatro Carolina Coronado, fue cuestionada, y probablemente el mismo, después de ser modificado en aspectos como el del aforo, fue validado por el arquitecto provincial Ventura Vaca, miembro de una saga de arquitectos que trabajan durante los siglos XIX y XX en Badajoz. Ventura Vaca había trabajado con anterioridad en Almendralejo; se le atribuye el proyecto que dará lugar al Palacio de Justicia (1886), y fue el autor de los planos para la Cárcel (1887) y la Casa Hospital de la Caridad (1888).

Las pinturas que realizo en 1916 el pintor costumbrista Adelardo Covarsí para decorar el Teatro Carolina Coronado son un valor añadido al propio edificio. Con el Teatro Carolina Coronado construido, en 1915, después de que Covarsí hubiese llevado a cabo el obligado viaje de estudios por Europa, que debía realizar cualquier artista que se preciase, y habiendo obtenido plaza ese mismo año como profesor en la Escuela de Artesanos de Badajoz, el artista se encuentra en un momento óptimo de vigor y madurez para hacerse cargo de un trabajo de la envergadura que suponía la decoración de un teatro de las dimensiones del que se había construido en Almendralejo.

El trabajo realizado por Adelardo Covarsí se centró en la decoración del Vestíbulo, el Salón Noble y en la Sala trabajó en el techo, la boca del escenario y muros, aunque no está del todo claro que interviniese directamente en la decoración de los paramentos verticales de la Sala, que están decorados con pigmentos sobre una base de yeso. Covarsí recurre a la mitología como fuente de inspiración abandonando los temas regionalistas.

En 1971 el Teatro Carolina Coronado sufre una transformaciónnegativa por medio de la cual se acondiciona el edificio exclusivamente para sala de cine. Sobre las razonespor las que se lleva a cabo estas reformas presenta unos cuadernos publicados por a Dirección General de Arquitectura y Edificación (MOPU), sobre “·Proyectos de Recuperación de Teatros”, argumentará: “Las dificultades económicas que siempre ha planteado elteatro y el desarrollo posterior del cinematógrafo, produce en la actividad teatral una profunda crisis. La mayoría de los teatros, se usan prácticamente con exclusividad como sala de proyecciones y muchas sufren profundas transformaciones para adaptarsea este espectáculo, y la casi totalidad, un absoluto abandono...”

Esta descripción se ajusta perfectamente con lo que sucedió en el Teatro Carolina Coronado de Almendralejo y aún se queda corta.

En 1971 se plantea un proyecto de reforma del teatro, para convertirlo en sala de cine, que realiza el arquitecto J. Mancera Martínez. En dicha reconversión se suprimieron los palcos, se rebajó el techo, colocando un cielo raso de escayola a unos ocho metros de altura, con lo que quedaron cubiertas las pinturas con las que el pintor Adelardo Covarsí decoró en su momento la sala y, en definitiva, se vulgarizó unos de los auditorios más significativos de Extremadura.

Precisamente la relativa proximidad en el tiempo transcurrido entre la muerte de Adelardo Covarsí y la reforma de 1971, “veinte años no es nada”, impidieron valorar de forma adecuada, el conjunto decorativo con el que, 1916, fue embellecido el Teatro Carolina Coronado.


Hoy en día se ha recuperado para nuestra época los palcos que tenía en sus inicios, allá por el año 1916, se ha adecuado la cubierta, se introdujeron mejoras en el alumbrado, está climatizado tanto para el invierno como el verano, se reformaron los camerinos y se adecentaron las paredes laterales, entre otras mejoras.

Además, también se intentó con la rehabilitación, reproducir las butacas que había en el auditorio cuando abrió este teatro por primera vez con la excepción de que el respaldo y los asientos, en vez de ser de hierro forjado, son de madera, de unos materiales más cómodos y actuales.

El día 17 de febrero de 2004 se reabrió el Teatro Carolina Coronado.



FUENTE:
almendralejo.es

LAS TRES CAMPANAS

Las Tres Campanas: Una joya en Badajoz
José Sánchez Leal
HOY 19 DE NOV. DE 2000


NUESTRA felicitación a la Caja Rural de Extremadura por el acierto en la adquisición de este edificio emblemático del Badajoz de 1900, que espero mantenga sus puertas abiertas para deleite de todos los ciudadanos y no suceda como en otro edificio aledaño, de arquitectura regionalista, que hasta sus clientes tienen prohibido el acceso.

El promotor de estos almacenes fue el 'mecenas' local don Luis Ramallo Figueredo, pionero de varias empresas, entre ellas, la primera emisora de radio local y que continúa ignorado, como tantos, por el callejero de su ciudad.

Tras este inciso y para que se familiaricen con el edificio, les contaré un poco de historia:

Fue construido en 1899 y sufrió un incendio en 1912, siendo rehabilitado cinco años después tal como hoy lo vemos. Siendo sus creadores el ingeniero militar Curro Franco y el maestro de obras (titulado) Adel Pinna, un binomio perfecto que sembró de edificios singulares el Badajoz de su época.

Desde el sótano hasta su terraza coronada por dos cupulines laterales, es un prodigio de técnica y buena construcción: su estructura metálica vista, prefabricada en taller y montada con precisión en obra, está formada por unas ingeniosas basas de cimentación en fundición de las que arrancan pilares roblonados de 4 perfiles en ele, con forma de cruz griega, y muy anteriores a los del Pabellón de Alemania en la Expo de Barcelona (1929), del famoso arquitecto Mies Van der Röhe.

En las piezas de unión entre pilares de una a otra planta y que a su vez sirven de apoyo a las vigas principales, es donde se observa un admirable control de la geometría de la obra, puesto que, sólo dispone del atado transversal de las viguetas metálicas del forjado, para contrarrestar los considerables esfuerzos debidos a las dilataciones en las fases del montaje de dicha estructura. Por ejemplo: apenas unos años atrás, con la Torre Eiffel de París, estas estructuras habían llegado a su cénit; de ahí, la frase quizás exagerada, de le Corbusier de que *los auténticos arquitectos del siglo XIX son los ingenieros.

Junto con lo anterior, hemos de reseñar: su cubierta de terraza "a la madrileña", formada por doble tablero "a la capuchina", con ventilación periférica y sin juntas de dilatación. El techo existente bajo la terraza es un estuco, que en mi última visita (1993) se conservaba en perfecto estado. Todas las paredes, excepto las del sótano y baja, tienen estucos esgrafiados únicos y de inestimable valor, si bien una actuación reciente de algún desaprensivo los ocultó, y mucho nos tememos que para siempre, bajo una capa de pintura plástica.

También una instalación sanitaria permanecía intacta con su retrete "a la turca", azulejería modernista y desagües en gres, todo ello de gran valor etnográfico.

En cuanto a dotaciones tecnológicas: dispuso de la primera instalación de ascensores en Badajoz. Se trata de ascensor y montacargas de 5 paradas y 16 m. de recorrido, marca C. Bloch, empresa que estuvo ubicada en el País Vasco y que fabricaba con licencia de la Societé Anonyme Arsag, Seebeach - Zurich.

Los camerines de ambos ascensores son de madera, con cristaleras y asientos que discurren por guías también de madera, y que no se han cambiado desde su puesta en marcha. El hueco está protegido por una celosía de madera, con puertas de corredera para acceder a los camerines. Cada uno de los motores está equipado por un tambor, contrapeso de doble arrollamiento con poleas de desvío y dos cables de tracción de 16 mm, los cuales nunca se han cambiado, debido a su esmerada fabricación y perfecto estado de conservación.

Otra instalación singular es el reloj (al que hay que dar cuerda todos los días). Fue fabricado por el pacense P. Pérez en 1917, y posee un ingenioso sistema de transmisión mecánica de la hora a otro reloj situado a gran distancia y en el centro geométrico del edificio.

Aún conserva la instalación de calefacción por vapor a baja presión, con caldera de elementos en hierro colado, tuberías de alimentación y retorno y radiadores de fundición. Un primitivo cuadro eléctrico con cortacircuitos de porcelana y lámparas incandescentes bajo apliques de tipo modernista, también merecen ser expuestos y conservados.

Ya por último, y como el diseño de este edificio modernista era integral, las mamparas de los despachos, estanterías, encimeras y mostradores de la zona de ventas están decorados con marquetería en madera noble policromada de inspiración naturalista, que fueron realizadas por la firma Francisco Ramallo Figueredo - Ramón Salas, de Badajoz.

Ante este edificio, ejemplo único y aún vivo, que gracias a la exquisita sensibilidad conservadora de sus sucesivos propietarios hoy disfrutamos, sería no deseable, que por cumplir con las estrictas ordenanzas vigentes de incendios que obligan a recubrimientos ignífugos que deforman la estética de las estructuras metálicas, y que podrían sustituirse aumentando otros sistemas alternativos de protección; o bien, instalaciones por paredes estucadas, falsos techos que oculten la estructura, etc., perdiendo para siempre nuestros estudiantes de arquitectura e ingenierías la mejor lección práctica sobre una estructura roblonada y atornillada modélica, como ha pasado en parte, con el edificio aledaño que citaba al principio.

Si aún es posible, sugiero a los responsables, de los que no dudo de su preparación y profesionalidad, una visita a la 'Sede para el Sindicato de Talladores de Diamantes', en Amsterdam (1902); una obra recientemente restaurada del holandés Berlage, donde sus dos esbeltos pilares (semejantes a los de 'Las Tres Campanas') sirvieron de inspiración al maestro Van der Röe.

Gran parte de lo citado se ha tomado de un trabajo que presenté hace años a las Jornadas de Rehabilitación de Edificaciones Antiguos en Almendralejo, y que expongo guiado por un único deseo: conservar el lenguaje arquitectónico y constructivo de esta magnífica 'joya', testimonio del pasado.