El Método Rayas

En el año 2005 se cumplió el centenario del diseño y puesta en marcha del método de lectura por la escritura RAYAS. Supuso en su día una auténtica revolución pedagógica, en relación con el tratamiento del aprendizaje lecto-escritor, por cuanto abordaba ambos aprendizajes de forma simultánea e inseparable.

RAYAS fue ideado entre 1904 y 1905 por Ángel Rodríguez Álvarez, que ejercía el magisterio en Canarias, e impulsado, editado, distribuido y propagado a partir de 1905, por Agustín Sánchez Rodrigo.

El autor consideraba que si el método se imponía, se habría dado un enorme paso en la lucha contra el analfabetismo y, sobre todo, se conseguiría que el niño no aborreciese la lectura, elemento instrumental básico para el posterior acercamiento a la cultura.

La situación social en nuestra comunidad en el siglo XIX hacía que una gran mayoría de la población, ocupada en labores agrícolas, tuviera que abandonar la escuela sin haber aprendido lo más básico. Esta es la causa de que en 1864 la tasa de analfabetismo en Extremadura superara el 82%.

Así, en estas condiciones, el extremeño Agustín Sánchez Rodrigo puso en marcha la primera casa editorial extremeña con proyección nacional en Serradilla, una pequeña localidad de Cáceres.

La primera novedad que introdujo el autor, fue relacionar, por primera vez, de forma clara la lectura, la escritura y las primeras nociones gramaticales. El secreto del éxito radicaba en hacer del aprendizaje de la lectura y la escritura, casi un juego para el niño, pues estaba convencido de que la causa de que muchos adultos no tocasen un libro, estribaba en que su sola presencia les recordaba el martirio de los silabarios y catones. Entendía, además, que la curiosidad de los niños es muy activa, cansándose ante lo que suponga adoptar una actitud pasiva, tal como la de escuchar.

El hecho de tener en cuenta este factor psíquico fue otro de los pilares del éxito del método.

La primera página tenía sencillos dibujos con combinación de varios tipos de líneas, para que el alumno al copiarlos ejercitase la grafomotricidad y direccionalidad del trazo, Luego se comenzaba con la copia de letras a la vez que se aprendía a leerlas. En definitiva, se comenzaba con el trazo, para continuar con su interpretación.

Rayas se propuso desde el punto de vista pedagógico, eliminar el aburrimiento del niño y transformar en placer lo que antes era tortura. El maestro pasaba a ser una especie de encauzador del trabajo del niño. Desde el primer día los niños no hacían palotes sin sentido, sino que escribían letras, sílabas, palabras, frases y aprendían a escribir y a leer al mismo tiempo.

En 1933 a la muerte de Agustín Sánchez Rodrigo su editorial lanzó al mercado un millón de ejemplares. A la vez, la política de escuelas de la Segunda República multiplicó por cien el número de maestros. El fin del analfabetismo en Extremadura empezaba a ser una realidad.

FUENTE:
ayuntamientodeolivenza.com




► Homenaje a Agustín Sánchez Rodrigo

La Ubex rinde homenaje a Agustín Sánchez Rodrigo, el editor del método Rayas
Fallecido en 1933, fue autodidacta y abordó una ingente tarea editora desde un pueblo extremeño con malas comunicaciones.

El método Rayas de lecto-escritura llegó a vender más de 60 millones de ejemplares y ha servido para enseñar a leer a muchas generaciones de hispanohablantes hasta fines de los años 50


El hombre que demostró que la letra con sangre no entra
Las décimoterceras Jornadas Bibliográficas que organiza la Unión de Bibliófilos de Extremadura (Ubex) se dedican este año a la figura del editor extremeño Agustín Sánchez Rodrigo, que difundió por todo el mundo el método de lectura y escritura Rayas. Las sesiones comenzaron ayer en Badajoz y terminarán mañana en Campanario.

La conferencia sobre la figura del admirable editor fue pronunciada por el novelista Víctor Chamorro que, cuando contaba poco más de veinte años, escribió la biografía de Sánchez Rodrigo con el título de 'Sin raíces' y desde entonces le ha considerado «su héroe». No es una afirmación descaminada. El relato del novelista describe a un Agustín Sánchez Rodrigo autodidacta, pero insaciable amante de los libros, hasta el punto de que abrió una librería en Serradilla cuando al pueblo ni siquiera había llegado la luz.

Nació en 1870 y murió en 1933. Escasamente dotado para los negocios, fue vendiendo el patrimonio familiar para afrontar sus deudas aunque intentó labrarse un futuro como comerciante: Produjo vinagre y también trató de mantener abierto un comercio. Pero fracasó.

«Era incapaz de resolver un sólo problema cotidiano», explicó Víctor Chamorro que también dio a conocer la otra cara de su personalidad, que era la de un hombre que confiaba en que la humanidad llegaría un día a la luna y que fue capaz de autodiagnosticarse el cáncer de garganta que le llevó a la muerte.


Humanista

También le tentó la arqueología y estudió el lenguaje y folklore local de Serradilla en dos libros. Los datos que obtuvo en ambos campos interesaron a José Ramón Mélida y a Menéndez Pidal.

Con ellos y con otros intelectuales del país mantuvo correspondencia a lo largo de más de 17 años que perduró su periódico 'El Cronista', una publicación que leían muchas personalidades de las primeras décadas del siglo XX.

Pero su proyecto más exitoso y al que consagró sus mayores esfuerzos fue la difusión del Método Rayas, firmado por su amigo el profesor Ángel Rodríguez Álvarez. Su espíritu humanístico le hizo intuir el avance pedagógico que el método implicaba. Por eso, como en Serradilla no había luz, llegó a un acuerdo con un editor madrileño y se trajo los cuadernos editados a lomos de caballería hasta el pueblo.

El elogio que la crítica hizo del método no se correspondía con los ingresos que generaba su venta. Una real orden lo declaró 'útil para la enseñanza y el propio monarca español lo elogió en los periódicos. Recibió la medalla de plata de la Exposición Hispanofrancesa de 1908 y otros honores.

Pero Sánchez Rodrigo tuvo que minimizar al máximo los costes de las siguientes ediciones adquiriendo máquinas que mermaron más la economía familiar y que manejaba él mismo con sus hijos en Serradilla. Cuando el método Rayas empezó a rendir sus primeros ingresos y fue capaz de comprar una casa para uno de sus hijos que iba a casarse, estaba ya enfermo. Murió en 1933 tras una operación, no sin dejar a sus hijos una última foto como recuerdo.




M. BARRADO TIMÓN/BADAJOZ/ 13/12/2006


FUENTE: hoy.es

Cien años de una innovación sin precedentes: el Rayas