Los orígenes de Mérida

"Del origen y principio de la fundación de Mérida...el obispo de Mondoñedo dice que Mérida...la fundaron los griegos, aquellos valientes mirmidones, que después de haber destruido a Troya pasaron a España, y que entonces poblaron a Mérida, y la hicieron tan fuerte y populosa, que después los romanos trabajaron mucho en ganarla. Y el padre Marieta siguiendo este parecer, afirma, que por haber sido fundación de los mirmidones, se llamó Mirmidona, nombre que más adelante se corrompió en el de Mérida que ahora tiene".

"Guido de Coluna, y la historia Valeriana...le dan principio más antiguo. Dicen, que cuando Hércules Egipciano, pasó a España, venció en este sitio a los valientes tres hermanos los Geriones, y que así, en memoria de tan insigne victoria, fundó en él una ciudad que llamó Memorida, y después se dijo Mérida".


"Abulcacim Tarif Abentarique, autor árabe,...dice que a pedimento del gobernador Muza, que ganó a Mérida, vino a verla...y vio una piedra grande...y que estaba escrita con letras caldeas la fundación de esta ciudad, y para leer y entender hizo juntar tres intérpretes... los cuales hallaron que decía como Túbal cuando vino a España la repartió en tres reinos, que dio a sus tres hijos, llamados Tarraho, Semthophail e Iber, para que los poblasen, y ellos lo hicieron así. Y que Túbal escogió un sitio para sí, en el intermedio de estos tres reinos, y en él edificó la gran ciudad de Morat, que en lengua caldea quiere decir pueblo de cabeza mayor, la cual después se llamó Mérida...Conforme a lo cual, y teniendo a Túbal por el primero fundador de Mérida, habem de asentar que su fundación fue en los años 143, poco más o menos después del Diluvio, que viene a ser 2.1 63 años antes que Cristo Nuestro Redentor naciese, según la cuenta de Florión de Ocampo".


[Textos extraídos de Historia de la ciudad de Mérida de Bernabé Moreno de Vargas, acerca del origen de la ciudad emeritense, y que, aunque falsos, nadie duda de su encanto e ingenuidad]




FUENTE: Fabián Lavado Rodríguez. Boletín Foro. Nº 16. 1999