El ritual funerario

(...) Las componentes orientales son aún más evidentes en las creencias religiosas, en las que el influjo oriental o fenicio resulta tan evidente que si se prescinde de él no se comprende nada de la religión ni del ritual ni siquiera de la organización socio-ideológica de este mundo orientalizante .


En el Bronce Final los carros votivos, los elementos de banquete y los instrumentos suponen ya la asimilación de prácticas rituales de origen oriental. A partir del siglo VII, la aparición de jarros y bandejas, quemaperfumes y recipientes para aromas, etc.., en las de élite y en palacios como Cancho Roano evidencian la asimilación de complejos ritos de libación y ofrenda de perfumes, probablemente relacionados con cultos dinásticos.

Por ello es tan significativo el cambio de los rituales funerarios. Las élites adoptan el uso de cámaras funerarias como morada en el más allá, con objetos de culto, como los tymiatheria, que reflejan la idea de la divinización o heroización del difunto al estilo oriental. Se generalizó el uso de la cremación y deposición en urna, cuyas formas suelen ofrecer una forma fenicia intencionada. Se introdujeron fuegos de ofrendas, que evidencian banquetes funerarios asociados, y cabe suponer también el acompañamiento de cánticos en los funerales.

La falta de información sobre los santuarios es prácticamente total, pero cabe suponer que en este contexto socio-ideológico fueran predominantemente santuarios de cultos dinásticos o de divinidades asociados a los mismos, esto es, protectoras del dinasta y su dinastía y, sólo por extensión, del resto de la sociedad.

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Así se explica que el repertorio iconográfico, seleccionado de acuer¬do con sus creencias y por tanto testimonio de las mismas, evidencia la existencia de un dios supremo de tipo "smiting god" que aparece en bronces como el de Medina de las Torres o el de Mérida.

Cabe suponer su carácter guerrero en relación con la élite dominante de tradición de Bronce Final, pero, como ocurre en Oriente, esta característica bien pudo ser un carácter secundario asociado a la fecundidad y a la defensa de la estirpe y del territorio, tal como se observa en cultu¬ras itálicas orientalizantes . Este contexto explica el desarrollo de una épica orientalizante de tipo heroico con ciclos como los "Trabajos de Melkart" a la que cabe atribuir elementos iconográficos como la lucha del héroe y el león del cinturón de Aliseda o del héroe ma¬tando un toro en un aplaca ebúrnea recientemente hallada en Medellín. El carro de Mérida y otras piezas relacionadas deben interpretarse como un mito del jinete solar, lo que explica su relación con la heroización y con la caza del jabalí, de claro simbolismo de élite equestre y funerario.



Thymiaterion de La Codosera
El Thymiaterion es un quemador de perfumes hecho en barro cocido y con tres lados.




"El Guerrero de Medina de las Torres", una figura de bronce macizo de 34 cms. de longitud realizada a la cera perdida y que se conserva en el Museo Británico de Londres. Fechada a finales del siglo VII o inicios del VI a. C. es descrita como un prototipo de dios semita, emparentado con los dioses Orientales de la guerra. Aparece representado con túnica corta y en actitud hierática que ofrece los brazos extendidos con los puños cerrados. Es muy posible que en la mano llevase una lanza, un escudo o, tal vez, un haz de rayos.



FUENTE: Martín Almagro Gorbea. El período orientalizante en Extremadura. La cultura tartésica y Extremadura. Cuadernos Emeritenses-2. Museo Nacional de Arte Romano. Mérida. 1990