El secuestro de Guadalupe

El paradero del industrial cacereño Guzmán Martín, desaparecido hace tres meses, sigue siendo una incognita

PEDRO JARA - Cáceres

EL PAÍS- 05-06-1984


El paradero de Guzmán Martín, el industrial agrícola de Guadalupe desaparecido hace tres meses, sigue siendo una incógnita. ¿Vivo o muerto? ¿Secuestro por móvil económico, político o sentimental? Su familia aún tiene esperanza de encontrarlo con vida, "aunque no hay confianza plena", según su hermano Arturo.Ni fotos, ni publicidad de la medicación que precisa un hombre enfermo y un hermetismo casi total por parte de la familia y de las fuerzas del orden público hacen de esta desaparición un extraño suceso.

Hombre de hábitos cotidianos, como todas las tardes, Guzmán, de 67 años, recorrió el día de su desaparición dos fincas de su propiedad acompañado de un pastor empleado de la familia. Tras dejar a éste en Alía, pueblo próximo a Guadalupe, emprendió solo el camino de regreso aquel viernes, 2 de marzo, a las siete de la tarde, por una carretera que ese día suele ser utilizada por muchos turistas que acuden al santuario de la patrona de Extremadura.

Los indicios apuntan a que en un lugar del trayecto se encontró con un vehículo que le cerró el paso. Guzmán intentó esquivar la presencia de aquel obstáculo desplazando su Ford Fiesta hacia el arcén de la calzada, donde quedó atrapado.

"Uno de los ricos del pueblo"
Tras una recibirse una llamada telefónica anónima en el domicilio familiar del industrial, fueron precisas dos expediciones hasta poder localizar el turismo, con el parabrisas roto y una nota en su interior que solicitaba un rescate de 25 millones de pesetas que deberían ser depositados tres días después en algún punto de la carretera Guadalupe-Navalmoral. Hasta allí se desplazaron infructuosamente un hermano de Guzmán y el hijo de éste, José Luis, portando el dinero que, al parecer, había llevado hasta el pueblo un empleado de una entidad bancaria.Casado, con dos hijos, Guzmán de 67 años, es el menor de los tres varones de Ignacio Martín, el tío Pitorrete, "uno de los ricos del pueblo, seguramente la segunda fortuna de Guadalupe", según un vecino que resume la opinión generalizada del pueblo.

En el patrimonio de Guzmán figuran las fincas de Asa del Médico, Los Insencios y La Joya, 800 ovejas, una tienda venida a menos, olivares y numerosas casas en Alía y Guadalupe: "Guzmán tiene un patrimonio más que suficiente para poder pagar el dinero que pedían, aunque no sé si en capital efectivo", comenta una de las muchas personas que a lo largo de los últimos lustros ha trabajado para la familia, "porque ellos han dado labor a medio pueblo, demostrando ser gente sería", según el citado vecino.

Guzmán se casó en edad madura. Inés, su mujer, procede de otra familia acomodada: "Hágase usted a la idea de que allá por los años cincuenta el padre de ésta entregó a sus nietos un millón de pesetas en metálico. ¡Lo que no dejaría entonces a su propia hija!", según un antiguo empleado de la familia.

La úlcera de duodeno que Guzmán padece es producto de la guerra civil. "Sirvió en la zona nacional como teniente, y si no llega a abandonar el Ejército para dedicarse a sus cosas, hoy sería, por lo menos, general, a lo que han llegado otros compañeros de promoción", según un amigo de Guzmán. Su trabajo en el campo lo compaginó durante años con las funciones de concejal, teniente de alcalde y juez de paz, pero no se le recuerda ningún incidente que pueda parecer como móvil del secuestro. El rescate no iba dirigido tan sólo a la familia de Guzmán Martín. Los 25 millones se pedían a la familia de Guzmán y a sus dos hermanos, Manuel y Arturo.

Manuel, 77 años, casado, con dos hijos, accedió al matrimonio, como Guzmán, "ya hombre, y también como el de éste, fue enlace convenido, aunque con el paso de los años las relaciones han sido muy buenas", según un amigo de la familia. Tanto Manuel como Arturo -73 años, soltero y el personaje más peculiar de la familia tienen más patrimonio que el desaparecido, pero, según el último, "Guzmán resultaba presa más fácil ya que todos los días repetía el mismo trayecto",

Arturo es el portavoz de la familia, impecable presencia y el más emprendedor de los tres hermanos. De gran soltura para los negocios, cuenta en la actualidad con una bolsa maderera en Madrid además de almazaras y otros negocios en diveros puntos de Extremadura. Como el resto de la familia Arturo "es recatado en el alterne, aunque a éste de vez en cuando se le veía tomando unas copas con la gente del pueblo", según comenta el dueño de uno de los bares más populares de Gudalupe.

Secuestro frustrado
Lo que la mayoría de los guadalupenses desconoce es que apenas terminada la guerra civil Arturo estuvo a punto de sufrir un secuestro. El Chaqueta Larga, un popular maquis que se afincó en la sierra de las Villuercas, de acuerdo con un pastor de la familia planeó su secuestro con intenciones de conseguir 300.000 pesetas. Un aviso tiró por tierra la operación.Arturo fue presidente de la junta auxiliar del Gobierno Civil y delegado sindical, pero niega haber sido jefe local de la Falange, aunque en una ocasión me puse sin saberlo un cinturón fascista y a punto estuvieron de líncharme en Madrid, allá por los años treinta".

Descarta Arturo todo móvil político en el supuesto secuestro de su hermano: "Se trata de mamporreros que lo único que quieren son perras". Está seguro de que en el secuestro ha participado gente que conocía a la familia, "probablemente empleados, porque, de manera temporal, por aquí pasan docenas de personas, aunque éstos habrían sido informantes y no ejecutores".

Guzmán y Arturo tuvieron en su juventud fama de "conquistadores", pero "es ridículo pensar que por ese lado haya un móvil", según Arturo. Alguna sospecha ha recaído sobre la mujer y el descendiente de un antiguo empleado.

A la muerte del tío Pitorrete, fue Arturo el encargado de hacer el reparto del patrimonio familiar, "y todos quedaron satisfechos. Han sido siempre muy suyos para el dinero, no se perdonan una perra chica, pero están muy unidos, como una piña", afirma un amigo de la familia.

Un vecino cuenta que escuchó decir a un mando de la Guardia Civil que "veremos si la gente del pueblo no se lleva alguna sorpresa", pero todo son especulaciones y nada claro hay. El móvil económico es el que más se airea como causa del secuestro.

Hermetismo total
Desde la desaparición de Guzmán, toda la familia se ha atrincherado en sus casas, "incluso se visitan trasladándose en vehículos, pese a estar a pocos metros unos de otros". Hermetismo prácticamente total. La hija de Guzmán, residente en Madrid, está permanentemente al lado de su madre, impidiendo el acceso de los medios de información. Sólo Arturo rompe a veces el silencio.Tampoco las fuerzas del orden son más generosas en la información. Existen sospechas de que una persona de Castil Blanco ha permanecido retenida 72 horas en relación con el caso, pasando a disposición judicial y siendo finalmente liberada al no haber pruebas. Especialistas en grafología dan como autora de la nota encontrada en el vehículo a una mujer de unos 40 a 50 años, conocedora de la familia o resentida, idea que no comparte Arturo. "También nosotros hemos acudido a especialistas. El 95% da como autor a un hombre y el 100% a una mujer", comenta irónico un grafólogo. Acerca de si alguno de los grandes lagos del plan Badajoz, próximos al lugar del suceso, pueden esconder el cadáver de Guzmán, Arturo replica: "Si mi hermano se les muere en sus manos, no se hubieran atrevido a mover el cadáver. Nosotros seguimos teniendo esperanzas, aunque no confiamos plenamente. Lo cierto es que ninguna señal nos demuestra que haya muerto".

FUENTE: elpais.es