La neurosis de abandono
Ciertamente la excepcionalidad de la figura humana de Florbela Espanca en el contexto de su época y de su país ha favorecido la creación de una imagen a la vez escandalosa y kitsch que no beneficia en nada a lo que de realmente interesante hay en su obra.
(…) Florbela Espanca era una mujer que fumaba con una larga boquilla mientras retorcía un largo collar de perlas y escribía poemas sobre sus amores -demasiados para la tolerancia de su mundo- y que tenía manos, boca y cuerpo. Todo esto en una sociedad rural y profundamente masculina como era la del Alentejo en los años 20. El escándalo estabaasegurado.
(…) Nacida en Vila Viçosa en 1894 y muerta en 1930 de una extraña sobredosis de barbitúricos que pudo haber sido el suicidio largamente anunciado a sus amigas o un simple error; hija de los amores extraconyugales de Joâo Maria Espanca -otro caso humano remarcable- y de una criada expósita, Florbela da Alma da Conceiçào Espanca -hay nombres que predestinan- es la hija de tres madres, la suya natural a quien casi no conoció y las dos mujeres legítimas de su padre, un padre dominante, gigantesca figura que controlará siempre, incluso en los momentos de mayor enfrentamiento, la
personalidad de su hija.
(…) Florbela Espanca o el deseo de una imagen. Hija de un fotógrafo que fue también pionero en la exhibición del nuevo cinematógrafo por los pueblos del Alentejo, la vida de Florbela se construye en imágenes. Cascadas de fotografías a lo largo de su vida, siempre posando, siempre escrutando la cámara en busca de una respuesta. Trataba de construir una imagen de sí misma que quedara para la posteridad, de ahí el exhibicionismo casi histriónico de las poses, de las palabras, de las boutades... El ser se construye en ella siempre por oposición o por reflejo. Los tres maridos y los múltiples amantes que se le atribuyeron serían los espejos en los que buscar una certeza que eliminara su gran pánico, el de no ser.
En realidad ninguno de sus maridos o amantes pudo superponerse a las dos poderosísimas imágenes masculinas de su infancia: la de su padre -uno, frente a la pluralidad de la imagen materna- y la su único hermano, Apeles, el piloto, muerto en un accidente aéreo en 1927. Verdadero reflejo, ese sí, de Florbela, otro yo dotado de poderes de los que ella carecía, entre ellos el de pertenecer al grupo de los poderosos, al de los hombres, a quienes todo estaba permitido. La proyección narcísica, en algún momento tan patética, tan cercana al incesto -al menos mental- que Florbela hizo siempre, se acentúa tras la muerte de Apeles.
(…) Otra vía, de larga tradición literaria, para la definición de un yo femenino es la identificación con la tierra. Florbela se proyectará en las descripciones animistas de las llanuras del Alentejo. Pero ella no es la tierra fecunda, la madre ubérrima, "la tierra ruda que se abre en flor", Florbela aborta antes de cada uno de sus divorcios, convirtiendo su cuerpo en portavoz de toda su insatisfacción, como hará con sus dolencias conciliatorias, con su anorexia y con sus insomnios. En los tres casos nos encontramos ante una guerra contra el propio cuerpo. El uso de la enfermedad para obtener la benevolencia de los demás es una regresión al paraíso perdido de la infancia.
Fuente: Elena Losada. Florbela Espanca: El mito del donjuanismo femenino. (Fragmentos)
Ciertamente la excepcionalidad de la figura humana de Florbela Espanca en el contexto de su época y de su país ha favorecido la creación de una imagen a la vez escandalosa y kitsch que no beneficia en nada a lo que de realmente interesante hay en su obra.
(…) Florbela Espanca era una mujer que fumaba con una larga boquilla mientras retorcía un largo collar de perlas y escribía poemas sobre sus amores -demasiados para la tolerancia de su mundo- y que tenía manos, boca y cuerpo. Todo esto en una sociedad rural y profundamente masculina como era la del Alentejo en los años 20. El escándalo estabaasegurado.
(…) Nacida en Vila Viçosa en 1894 y muerta en 1930 de una extraña sobredosis de barbitúricos que pudo haber sido el suicidio largamente anunciado a sus amigas o un simple error; hija de los amores extraconyugales de Joâo Maria Espanca -otro caso humano remarcable- y de una criada expósita, Florbela da Alma da Conceiçào Espanca -hay nombres que predestinan- es la hija de tres madres, la suya natural a quien casi no conoció y las dos mujeres legítimas de su padre, un padre dominante, gigantesca figura que controlará siempre, incluso en los momentos de mayor enfrentamiento, la
personalidad de su hija.
(…) Florbela Espanca o el deseo de una imagen. Hija de un fotógrafo que fue también pionero en la exhibición del nuevo cinematógrafo por los pueblos del Alentejo, la vida de Florbela se construye en imágenes. Cascadas de fotografías a lo largo de su vida, siempre posando, siempre escrutando la cámara en busca de una respuesta. Trataba de construir una imagen de sí misma que quedara para la posteridad, de ahí el exhibicionismo casi histriónico de las poses, de las palabras, de las boutades... El ser se construye en ella siempre por oposición o por reflejo. Los tres maridos y los múltiples amantes que se le atribuyeron serían los espejos en los que buscar una certeza que eliminara su gran pánico, el de no ser.
En realidad ninguno de sus maridos o amantes pudo superponerse a las dos poderosísimas imágenes masculinas de su infancia: la de su padre -uno, frente a la pluralidad de la imagen materna- y la su único hermano, Apeles, el piloto, muerto en un accidente aéreo en 1927. Verdadero reflejo, ese sí, de Florbela, otro yo dotado de poderes de los que ella carecía, entre ellos el de pertenecer al grupo de los poderosos, al de los hombres, a quienes todo estaba permitido. La proyección narcísica, en algún momento tan patética, tan cercana al incesto -al menos mental- que Florbela hizo siempre, se acentúa tras la muerte de Apeles.
(…) Otra vía, de larga tradición literaria, para la definición de un yo femenino es la identificación con la tierra. Florbela se proyectará en las descripciones animistas de las llanuras del Alentejo. Pero ella no es la tierra fecunda, la madre ubérrima, "la tierra ruda que se abre en flor", Florbela aborta antes de cada uno de sus divorcios, convirtiendo su cuerpo en portavoz de toda su insatisfacción, como hará con sus dolencias conciliatorias, con su anorexia y con sus insomnios. En los tres casos nos encontramos ante una guerra contra el propio cuerpo. El uso de la enfermedad para obtener la benevolencia de los demás es una regresión al paraíso perdido de la infancia.
Fuente: Elena Losada. Florbela Espanca: El mito del donjuanismo femenino. (Fragmentos)