La Mamarracha

En Higuera la Real, frente a la fachada principal de la Iglesia de Nuestra Señora del Loreto (de origen templario) se levanta una misteriosa imagen pétrea, llena de esoterismo, popularmente conocida como " La Mamarracha". Se sitúa sobre un ara de granito en la que se lee la fecha 1909, y que según los ancianos del lugar fue construida expresamente para servir de base a la pieza.

Respecto a las circunstancias de su hallazgo, unos dicen que apareció en un campo de los alrededores, otros aseguran que se encontró al remover las tierras de una calle del pueblo. No existe, pues, ubicación precisa de su procedencia, ni contexto arqueológico alguno con el que pueda ser relacionada.


Descripción.
Su materia prima es mármol blanquecino, del cual existen canteras en las proximidades. El grupo está esculpido en un solo bloque, es exento, y mide 137 cm. De altura por 72 cm. de longitud.

Consta de dos figuras; una de ellas es un grifo con cuerpo y cabeza de felino, alas, cresta dorsal y mamas. Está sentado con las patas anteriores erguidas y las posteriores posadas en tierra. Su cabeza está ligeramente ladeada hacia la izquierda, la boca entreabierta, muy erosionada, y ha perdido todo vestigio de los dientes. El hocico es ancho, y los orificios nasales redondeados, no pudiendo distinguirse actualmente las incisiones que indicaban los bigotes. El tabique nasal es amplio, se abre en la zona de la frente, donde se indican dos cejas prominentes. Los ojos son inapreciables. De los pómulos surgen mechones anchos, curvos y paralelos entre sí que cubren el cuello ventral. En el cuello dorsal se desarrolla una cresta que llega hasta el inicio de la columna vertebral.

De las escápulas arrancan dos alas cortas, pegadas al cuerpo, con tres cuerpos de plumas, ordenadas según su longitud. Bajo las alas se aprecian tres costillas, mientras que dos filas de cuatro mamas ocupan los flancos del vientre.

Las patas delanteras se separan por un rebaje de la zona pectoral, posándose la derecha en la base y apoyándose la izquierda sobre la espalda de la figura humana. Las garras, aunque erosionadas, conservan indicios de los dedos. Los cuartos traseros se apoyan en el suelo, como corresponde a la postura sentada del animal. La cola se curva sobre el muslo derecho y cruza por el interior, para ir a salir sobre la pata posterior izquierda, siendo su extremo delgado.

La figura humana está igualmente sentada, en dirección opuesta al animal. Parece representar a un hombre o una mujer joven, cuya cabeza se vuelve hacia la izquierda. Su brazo derecho está alzado, asiéndose a la axila del grifo, mientras que el izquierdo rodea la garra derecha de éste. En su cara no pueden apreciarse los ojos , la boca y la nariz. Su cabello esta recogido en una coleta que termina en la parte superior de la espalda. Su pierna izquierda está extendida, mientras que la derecha se eleva doblando la rodilla ligeramente. El cuerpo queda cubierto a esta altura por un manto de pliegues bien marcados.



Estudio Morfológico.
La figura del grifo-león aparece desde los inicios de este ser mixto, si bien fue general el uso de una cabeza de rapaz sobre el cuerpo del felino, tanto en el arte del Oriente Próximo como de Grecia. La morfología del león es más utilizada en el área persa. En época romana la figura del grifo con cuerpo y cabeza de león se extiende enormemente, quizá por influencia oriental.

La presencia de la barba es un rasgo que indica la fecha romana de esta pieza, ya que los grifos de épocas más antiguas coinciden en la ausencia de la misma.

En Egipto y Grecia la figura del grifo estuvo desde sus orígenes ligada a la de la serpiente.

La cresta es otro de los elementos que relacionan al grifo romano con los dragones griegos, donde la cresta se generaliza en la época clásica. En el mundo romano la cresta es un detalle habitual en los grifos.

Otro detalle peculiar de esta pieza es la presencia de mamas. La existencia de grifos-hembra no era desconocida, aunque infrecuente, en el mundo orientalizante y arcaico.

La posición y la forma de las alas también se encuadra en una fecha romana, aunque en sus prototipos depende de modelos griegos.

La presencia de una figura bajo el carnívoro no es un tema nuevo en la Península, si bien sí lo es la forma de representación. Los ejemplares conocidos presentan , bien un carnero, bien una cabeza humana.

El grifo de Higuera la Real no ejerce un papel de depredador respecto a la persona con él representada, sino que la acoge, protegiéndola de posibles enemigos.


Significado y Cronología.
La figura del grifo está relacionada intrínsecamente con un mundo fantástico, tanto divino como funerario. Sus cometidos y funciones no son siempre claramente diferenciables. Desde sus comienzos, en Egipto y Mesopotamia, se asocia a la divinidad, si bien adopta actitudes diversas; personifica al faraón, lucha contra un héroe, representa a las fuerzas del mal. Dentro del ámbito oriental y pasando a Occidente, el grifo se constituye en guardián del árbol sagrado. En el mundo griego , el grifo se encuentra relacionado con el mundo de los muertos, ejerciendo una labor de vigilante de las tumbas y de los objetos en ellas incluidas. La leyenda griega sitúa al grifo en el Norte o en Oriente.

La localización del grifo en estas zonas orientales respecto al mundo clásico se explica también por la relación generalizada que este ser alado tuvo con el sol y la bóveda celeste.

En el mundo clásico los grifos se asocian habitualmente con Apolo, sirviendo de tiro de su carro.

El Imperio romano le daba a los grifos un valor político, ya que doblegaban a los pueblos que se oponían a la expansión de Roma. Los personajes que, arrodillándose frente a los grifos, les dan de beber, serían los bárbaros orientales, ya sometidos al poder romano. En todo ello se advierte que el grifo es el símbolo del Imperio y del emperador, cuyos poderes divinos se asocian a Apolo.

En el grifo de Higuera la Real podría verse al dominador de pueblos, sin embargo, no creo que esta sea la interpretación correcta, teniendo en cuenta la actitud de la " víctima" y la tradición ibérica en el uso de este animal. La persona representada no se encuentra atacada por este ser fantástico, sino que se acoge a él con fuerza buscando su defensa. En el ámbito prerromano esta actitud ya era conocida, y los animales propios del mundo de ultratumba defendían al difunto en su viaje al más allá e impedían la profanación de su sepultura. El tema del viaje a lomos de estos monstruos es recogido en una escultura hallada en Elche, donde dos figuras humanas son transportadas por una esfinge.

Por todo esto, esta escultura debió coronar el enterramiento de un personaje importante, una mujer a juzgar por la figura en él representada. La difunta ha entrado ya en el mundo de los muertos, y está protegida por uno de los seres que en él habitan. Esta fiera la acoge y la defiende de los peligros, representados en el mundo de los vivos por los profanadores de tumbas. Aunque el traslado al más allá es normalmente labor de las esfinges o las sirenas, los grifos ejercen el mismo papel protector en las cajas funerarias ibéricas, y no resulta extraño su empleo en este monumento.

En cuanto a su cronología, ya hemos visto cómo determinados rasgos- materia prima, presencia de barba y mamas, etc.- la sitúan dentro de la plástica peninsular, en un momento ya plenamente romano. Por la tipología del grifo y el peinado de la figura femenina, puede encuadrarse en un momento dentro del siglo I o como muy tarde a comienzos del siglo II d. C., si bien la erosión superficial impide situarla en un momento más concreto.

Teresa Chapa Brunet

Otras versiones sobre el origen.

Según el pintor frexnense, Eugenio Hermoso (1995) dice al respecto:

En Higuera la Real existe una pieza escultórica de las que se conocen con el nombre de ibéricas, llamada "La Mamarracha del Oro", que no puede ser de otra procedencia, dado que Higuera está también próxima a Nertóbriga. Esta escultura recuerda las esfinges y quimeras orientales. Una especie de leona alada, sentada sobre sus cuartos traseros y con un hombre debajo, figura más rudamente ejecutada que la del animal, vestida con la clámide romana y que con un puñal intenta herir al monstruo que la aherroja. Una pieza formidable, desconocida en el mundo artístico, y de la que formó un juicio equivocado el señor Mélida, diciendo que era un gárgola gótica. Yo la disputo, como digo, ibérica; no hay más que verla, muy influída de lo persa y lo caldeo.


En términos similares se expresa J. Quintero Carrasco :

" También se supone que proceden de la destruída ciudad de Valera la Vieja y de igual época (romana) que las anteriores, la figura que tiene colocada una fuente en su parte posterior, en Higuera la Real, que nombran los antiguos " La Mamarracha".

Sea como sea, su más que "sospechoso" emplazamiento junto a la ermita del Loreto- o lo que es lo mismo, la posible intervención de la Orden del Temple, o de alguno de sus miembros, en la realización o implantación del inquietante monumento- no ha pasado desapercibido para algunos investigadores.

Así, por ejemplo, D. Delgado Vallina supone que:

"Bafumet, el monstruo oriental, pudo serlo la esfinge de Higuera la Real, la Mamarracha".

No está claro lo que se esconde en realidad tras la palabra "Bafumet" o "Bafomet". Para L. Charpentier se trata de:

" … uno de los caballos de batalla utilizados por los acusadores en el proceso contra los templarios. Nadie sabe a ciencia cierta lo que significa con exactitud…Se habla de una cabeza, o de un busto, o de una figura. Se le aplica la forma de un anciano, de un monstruo o de un andrógino. Se le adjudica una función de ídolo, de imagen venerada y hasta de objeto de meditación."

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Solo queda aclarar que el término mamarracha proviene del árabe moharrache (=momarrache), en relación con momo (gesto o ademán burlesco) y, lo que es más importante, mamar. Confirmando que el hombre podría estar mamando de la leona.