NOELIA SASTRE. elperiodico.com. 21/08/07
El jueves se cumplen 80 años de la ejecución en la silla eléctrica de Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, "un buen zapatero y un pobre vendedor ambulante de pescado", como ellos mismos se definieron en una entrevista con The New York World durante el juicio que elevó a la categoría de mitos a estos dos humildes inmigrantes anarquistas italianos, acusados injustamente de robar y matar al pagador de una fábrica y a su escolta en Braintree (Massachusetts), en 1920.
Ocho décadas después de aquel 23 de agosto de 1927, en que culminó un caso que despertó una ola de antiamericanismo en todo el mundo --con manifestaciones desde Marraquech a Sídney--, EEUU repasa una de las páginas más negras de su historia con un nuevo libro, Sacco y Vanzetti: los hombres, los asesinatos y el juicio a la humanidad, del periodista Bruce Watson.
Ocho décadas después de aquel 23 de agosto de 1927, en que culminó un caso que despertó una ola de antiamericanismo en todo el mundo --con manifestaciones desde Marraquech a Sídney--, EEUU repasa una de las páginas más negras de su historia con un nuevo libro, Sacco y Vanzetti: los hombres, los asesinatos y el juicio a la humanidad, del periodista Bruce Watson.
La prensa estadounidense recuerda cómo, en plena edad del jazz, las cosas no eran tan distin- tas a este comienzo del siglo XXI."Ahora, como entonces, una decisión americana ha escandalizado al mundo", escribe The Boston Globe, el periódico de la ciudad que vio morir a los anarquistas.
"Denominador común"
La diferencia es que, en los locos años 20, solo se necesitaron dos muertes, y no miles de ellas en una guerra, para encender a la opinión pública. "Pero hay un denominador común entre entonces y nuestra era: el caso de Sacco y Vanzetti ardió por el combustible del terrorismo y como resultado de la fobia a la inmigración", se lee en el Globe. "Su ejecución aún resuena como un lúgubre acorde, y aun así pocos americanos saben por qué fueron arrestados y qué ocurrió en el juicio", dice The New York Times.
"Denominador común"
La diferencia es que, en los locos años 20, solo se necesitaron dos muertes, y no miles de ellas en una guerra, para encender a la opinión pública. "Pero hay un denominador común entre entonces y nuestra era: el caso de Sacco y Vanzetti ardió por el combustible del terrorismo y como resultado de la fobia a la inmigración", se lee en el Globe. "Su ejecución aún resuena como un lúgubre acorde, y aun así pocos americanos saben por qué fueron arrestados y qué ocurrió en el juicio", dice The New York Times.
La condena, con insuficientes pruebas, sacó a medio planeta a la calle. Para muchos, la ejecución se debía a su doble condición de anarquistas e inmigrantes pobres. Ellos defendieron su inocencia, pero en el juicio se maquillaron las pruebas y se dijo que la noche del arresto iban armados hasta los dientes.
La presión internacional no pudo hacer nada. Sacco y Vanzetti fueron ejecutados al grito de "¡Viva la anarquía!". Medio siglo después, en el 50° aniversario de su muerte, el país revisó el caso, pidió disculpas a sus descendientes y los exoneró de manera simbólica en una orden firmada por el entonces gobernador de Massachusetts, Michael Dukakis.
Su ejecución simbolizó el miedo del Gobierno de EEUU al comunismo --necesitaban demostrar que estas ideas serían duramente castigadas-- y la xenofobia de la sociedad. Un año antes de los asesinatos, en 1919, un grupo anarquista orquestó "el mayor golpe en la historia de EEUU", enviando 30 bombas a poderosas figuras como John Rockefeller o J. P. Morgan. El golpe falló, pero sacudió al país con una guerra de clases que recordaba a Rusia.
Cabeza de turco
Y allí estaban estos dos soldados anarquistas, observando los acontecimientos. "En 1920, el ciudadano medio se enfrentaba a una nación que no reconocía en un mundo desconocido. Y bajo la Prohibición, ni siquiera podía pedir una cerveza para reírse de los cambios. Teniendo en cuenta esta incertidumbre, ser cabeza de turco era natural", escribe Watson sobre los dos chivos expiatorios más famosos de todos los tiempos.
Cabeza de turco
Y allí estaban estos dos soldados anarquistas, observando los acontecimientos. "En 1920, el ciudadano medio se enfrentaba a una nación que no reconocía en un mundo desconocido. Y bajo la Prohibición, ni siquiera podía pedir una cerveza para reírse de los cambios. Teniendo en cuenta esta incertidumbre, ser cabeza de turco era natural", escribe Watson sobre los dos chivos expiatorios más famosos de todos los tiempos.
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FUENTE: elperiodico.com