Numerosos prisioneros fueron arrojados al Tajo desde alguno de sus puentes como el de Alconetar, donde se les ataba los pies y las manos, incluidas mujeres y niños. En el de Almaraz los prisioneros eran “mareaos”, término que venía a definir el pasatiempo favorito de algunos falangistas de la zona. La persona, una vez arrojada al agua y mareado por el impacto, trataba de llegar hasta la orilla como podía. Este era el momento en el que sus verdugos, apostados en lo alto del puente, disparaban sobre las víctimas que luchaban por no ahogarse, de la misma manera que uno tira con la escopeta a los corchos de una feria. Aquí y de esta manera murieron numerosos vecinos de Casas de Miravete, Belvis de Monroy, Navalvillar, Fresnedoso, Las Mesas, Castañar de Ibor y Navalmoral de la Mata.
Nota 1.- Tal fue el caso de Gregorio Carreras Batalla, natural de Olivenza (Badajoz). Preso en la cárcel de Navalmoral de la Mata (Cáceres), fue “mareado” y muerto en el río Tajo en 1936.
Nota 1.- Tal fue el caso de Gregorio Carreras Batalla, natural de Olivenza (Badajoz). Preso en la cárcel de Navalmoral de la Mata (Cáceres), fue “mareado” y muerto en el río Tajo en 1936.
FUENTE: vettonia