Fuente: El legado del jardinero fiel.19/08/2007. El Periódico Extremadura.
Los jardines de Joaquín Carvallo
Fuente: El legado del jardinero fiel.19/08/2007. El Periódico Extremadura.
Los jardines de Antonio Juez
Por otra parte, está siempre presente en los jardines diseñados por Antonio Juez su gran conocimiento de los bellos parques portugueses, pues sentía una gran admiración por la delicada jardinería lusitana. Citemos, a propósito de lo anterior, algunos párrafos contenidos en su obra autobiográfica Por nuestros caminos. Historia ingenua de dos almas felices, en los que se refiere a los hermosos jardines de Cascáis que nuestro artista conocía muy bien debido a las largas temporadas veraniegas que disfrutaba en la linda ciudad costera portuguesa, plena "de vistosos jardines provincianos, jardines de ese gusto peculiar de los portugueses, que tienden a la rusticidad en combinación de lagos y rocas, en los que no puede faltar la blanca interrogación del casal de cisnes, entre cataratas de flores y grandes árboles selváticos". Y en ese mismo libro alaba Juez los "parques y bosques bellísimos" de Estoril, la elegante población inmediata a Cascais. Y no podemos olvidar la gran atracción que sentía nuestro artista por los magníficos parques lisboetas llenos de jardines colgantes como los babilónicos (Tapada de Ajuda, Eduardo VII, As Laranjeiras, Da Estréla...) y sus bellas y cuidadas avenidas impecablemente ajardinadas, como la de la Libertad. Jardines lisboetas que culminan en el maravilloso alarde de la Estufa Fría "¡fantasía de dioses que pueden crear paraísos!". No en vano, para Antonio Juez los portugueses son "los más expertos jardineros que he conocido". Se nota, por otra parte, en los anteriores párrafos el intenso amor de Juez a la naturaleza en general y desde luego a la naturaleza domesticada presenté en los jardines, sin duda un punto de partida decisivo e imprescindible para entender su posterior y eficaz labor en Badajoz como Jardinero Mayor.
También sentía Juez una gran atracción por los magníficos jardines de Curia, la elegante localidad portuguesa famosa por su balneario de aguas salutíferas, en la que Juez y su amigo David da Silva pasaron algunas temporadas debido a las dolencias renales del artista. Una Curia "embalsamada de resinas que se efluvian de los pinares del entorno" y envuelta en el intenso olor "que exhalan sus cedros, sus abetos y eucaliptos" que se disponen en torno a "las aguas del bellísimo lago del parque" Juez quedó evidentemente conmovido en lo más hondo de su espíritu sensible por todos estos paradisíacos jardines casi naturales, por sus frondas y por sus lagos, cascadas y juegos de agua: indudablemente trataría de llevar a Badajoz algo de lo que había quedado impresionado en su retina o en las placas de las dos cámaras fotográficas que solía utilizar en sus viajes, sus inseparables Kodak inicial y una más moderna Leica después. Así se entienden los hermosos párrafos que dedica por ejemplo al citado estanque de Curia con sus "sauces enormes que en estático narcisismo se debruzan sobre el lago como mágicas cascadas de verde claro y transparente para mirar en él su dejadez y belleza". También, cuando visita Coimbra, llaman la atención a la refinada personalidad de Juez "el maravilloso e interesantísimo Jardín Botánico" y la Quinta de las Lágrimas, con sus idílicos parque y estanque que recuerdan a la infeliz Inés de Castro mencionada en los versos de Camoes. Y lo mismo ocurre cuando describe los parques de Oporto con sus "jardines bellísimos rebosantes de flores que se elevan y sobreponen unos sobre otros en vistosidad inigualable que hacen recordar la magnificencia de los jardines colgantes de Babilonia". Del mismo modo alaba de manera extraordinaria el parque del antiguo
Palacio Real y anterior monasterio de Bussaco (convertido en hotel de lujo) que relaciona con "Las "fantasías orientales de los jardines de Aladino". Gran efecto causó a Juez el parque natural del "Bom Jesús do Monte" en Braga, la vieja sede episcopal portuguesa: sus glorietas, fuentes, caminos, estatuas, monumentales escaleras, recoletas capillas, cascadas, lagos cubiertos de nenúfares, camelias gigantes como no se ven en ningún otro sitio y enormes filodendros que, por las formas tan peculiares de sus hojas, relaciona el artista con esqueletos humanos, hicieron salir de la ágil pluma de Juez frases verdaderamente encomiásticas sobre este lugar pleno de misterio y "de verdadero encanto y maravilla", poblado de "hiedras y madreselvas" que "ponen tapicerías caprichosas y efectistas sobre piedras y troncos". Y no podemos olvidar, a la hora de buscar los modelos inspiradores de los jardines que Juez llevó a cabo en Badajoz, los hermosos vergeles de Olivenza, de estirpe precisamente portuguesa y que nuestro artista conocía perfectamente, y los de Sevilla (Alcázar y Parque de María Luisa) que "tienen el don de la atracción y del encanto"
Antonio Juez, persona meticulosa y ordenada, anotaba minuciosamente, como en un diario, todas las incidencias de sus viajes y desde luego no faltaban nunca las referencias a los jardines y a la naturaleza que tanto amaba, como hemos comprobado. Tales anotaciones eran reforzadas con apuntes y dibujos a los que tan aficionado era por su profesión y con las muchas fotografías que gustaba realizar. Por ello en su memoria, en sus observaciones manuscritas y en el material gráfico del que disponía había suficientes recursos que, añadidos a su fértil imaginación de gran artista, fueron los pilares fundamentales de sus ilusionados proyectos de nuevos jardines para Badajoz, su queridísima ciudad natal.
No podemos olvidar, a la hora de iniciar estas breves notas sobre los jardines de Badajoz, a los alcaldes del momento, que apoyaron al pintor Antonio Juez decididamente en sus proyectos: Antonio Masa Campos y Ricardo Carapeto Burgos.
FUENTE: Florencio-Javier García Mogollón. Catálogo Exposición. Diputación de Badajoz.
La Munya de Badajoz
Don Emilio García Gómez, nuestro insigne arabista, accede, generosamente, a la petición que hace pocos días le hice en una de las sesiones de la Academia de la Historia: darnos, como ha hecho, un poema árabe de un poeta de Badajoz con su traducción, y en autógrafo suyo, para ALMINAR.
Son los versos de Abú-l-Hassan Muhammad b. Said b. Abd al- Aziz al-Qabturnuh que, junto con sus hermanos Abu Bakr y Muhammad, floreció en nuestra ciudad a los finales del siglo XI en la Corte del último aftasí, el excelso y malaventurado Umar al-Mutawakkil. Los tres hermanos fueron poetas, palaciegos, ricos e influyentes. Quizás su apodo Qabturnuh atesore viejas raíces iberas, quizás se hilvane con voces latinas que, Significando «cabeza redonda» (clásico caput, medieval torno, cómodos progenitores del arabizado Qabfurnuh) o «vuelve cabezas» que hace años propusiera don Emilio, usaban coloquialmente los mozárabes. Pero sólo Alá, en su omnipotente sapiencia, debe conocer de dónde les vino el burlesco y expresivo remoquete.
El dístico de al-Qabtürnuh cruzó todas las antologías. AI-Mutamid, el rey - poeta de la taifa sevillana se los sabía a través del Qabturnuh mayor, y el día de Sagrajas, recordando a su hijo Abú Hasim, los recitaba, ardoroso, en el fragor polvoriento del combate. Junto al Gévora, florido de adelfas, el rey sevillano podía abrazar a su gusto las lanzas de los legionarios de Castilla, violentas y embravecidas, mientras tronaba el tambor almoravid.
Aquel Badajoz del siglo XI, capital del reino, se convirtió en áulica corte, agora de sabios, palenque de poetas, ciudad de fiestas y saraos. Umar había construido una munya junto al Guadiana colmada de jardines, con altas palmeras y sonoras fuentes ocultas.
Le puso por nombre al-Badia que en árabe significa la soberbia, la maravillosa. Allí se rodeó de poetas, efebos y cantoras. En el plenilunio primaveral, en las anchas noches del estío, olorosas a parvas y al húmedo frescor del Guadiana, corría el vino, se cantaba el verso; las veladas en al-Badia se prolongaban interminables.
Los cronistas musulmanes nos legaron sabrosos testimonios de los poetas y del ambiente del Badajoz aftasí. Al-Maqqari recoge variadas noticias de las fiestas en la munya, de los poetas que intervenían y de los versos del propio rey. Ibn al-Abbar refiere el viaje de Umar acompañado del poeta Ibn Abdún a Santarem para ver al cantor de Alcabideche, Ibn Muqana y los convites y fiestas poéticas celebradas en la hermosa ciudad del Tajo. Al-Fath al Jaqan nos da amplias referencias de estos viajes y de los días felices de la corte aftasí.
Una legión de poetas había en Badajoz cantando bajo los cielos altos y limpios de la ciudad, que cruzan parsimoniosas las cigüeñas, junto a los vergeles de su alfoz y las palmeras al alinde del viejo Guadiana.
De los tres Qabturnuh, Abu Bakr era sin duda el mejor. En sonoros versos pidió a Umar el regalo de un halcón, y en otros invitaba a sus amigos a gozar de lugares deliciosos, del vino y el perfume. Era el más rico, y secretario del propio Rey.
Ibn Yaj cantó la despedida de la amada y no satisfecho en Badajoz pasó a la corte sevillana de al-Mutamid. Ibn Quzman aunque originario de Córdoba fue también secretario del Rey al-Mutawakkil.
Ibn Abdun quizás el más excelso de todos, el de mayor gloria de las antologías. Era oriundo de Évora, la bella ciudad portuguesa, perla del collar aftasí.
Trabó gran amistad con Umar cuando éste era gobernador de aquella ciudad y luego fue su secretario en la corte de Badajoz. Tenía una memoria impresionante, recitaba sin perder líneas el Kitab al-Agani, inmenso tesoro de tradiciones, cantos y versos de los antiguos árabes.
Su poema de mayor celebridad fue la qasida al-Bassama, también llamada por su nombre la qasida abduna, en donde canta el final trágico de los aftasíes a manos de los almorávides. Los musulmanes consideran el poema como pieza maestra y los cronistas vertieron sobre ella inmensos elogios. Abd al-Wahid al-Marrakusi decía que era perla virgen, superior a la poesía y mayor que la magia.
La victoria de Sagrajas marcó el final de las taifas, engullidas, a poco, por los duros almorávides. Badajoz se entregó y Umar al-Mutawakkil fue destronado. Una tarde de primavera de 1095 en que estallaban las rojas rosas de al-Badia, y los lirios del Guadiana tapizaban floridos las laderas del alcázar, Umar fue conducido camino de Sevilla. Tras las almenas de las altas torres, Umar veía hundirse el sol como también para siempre se hundían las fiestas y los versos de su Badajoz amado. Era la última, la mejor de sus nostalgias, esa nostalgia que parece flotar aún, misteriosa e inconsútil, en las noches rumorosas del Guadiana.
A la vera del Rivillas paró la comitiva y un esbirro del general Sir b. Abu Bakr le decapitó.
FUENTE: Manuel Terrón Albarrán. Alminar. Mayo 1979.
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También hay que citar al filósofo Ibn al-Sid al Batalyawsi, cuyo Libro de los Cercos, Kitab al-Hadaiq es el primer intento llevado a cabo en al-Andalus de armonizar la teología islámica con el pensamiento griego.
FUENTE:
legadoandalusi.es
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> El Jardín de la Galera, la Munya de Badajoz
Jalonados por la Torre de Espantaperros o del Aplendiz, la Plaza Alta, la puerta de Merida y las murrallas de la Alcazaba, se encuentran los Jardines árabes de la Galera que datan del siglo X.
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Entre el 1031 y el 1091 el reino de Badajoz será uno de los más extensos y poderosos de la península, abriéndose un apasionante periodo de intrigas, luchas y pactos con los reyes de Sevilla, Toledo, Córdoba... además de con los monarcas cristianos. Durante el reinado de Al-Mudaffar, el reino de Badajoz se hizo famoso también por el cultivo de las Letras y de las Ciencias, existiendo una gran biblioteca en el Alcázar pacense y reuniéndose en su corte gran número de sabios y literatos. En estos momentos se escribe en nuestra ciudad la mayor Enciclopedia de Ciencias y Arte de la época musulmana en España, que contenía 50 volúmenes. Además de este monarca hay que citar también a Jaya (al- Manzar) y a Abu-Mohammad Dmar.
Durante la dinastía Aftasida se podrían citar también a destacados Visires, poetas, como Abu Zaid y Ibn Abdum; gramáticos como al Alam y Abu Bequer-Acin y como teólogos a ibni-Mokana.
FUENTE: enciclopedia.us.es
Jardín de La Vara
Separada por un parterre se encuentra el cortijo Viejo, una casa de labor del S.XVIII con una típica cocina-chimenea y una capilla...
La joya del conjunto es un majestuoso jardín triple, compuesto por una primera zona diseñada al gusto francés, una pradera y un parque que reúne una extensa variedad de árboles, setos, parterres centenarios, que producen en el visitante una deliciosa sensación de sosiego.
El diseño del jardín es de 1830.
Jardim do Paço
INÉS ELÉXPURU - 08/02/2002
FUENTE: elpais.com
El gran lago, con la catarata encima, con representaciones de Moises y de Santa Ana y de la Samaritana, nos alerta para la presencia de un otro elemento del Universo: el agua. De esa plataforma se accede a una otra localizada en un plan inferior, con las escaleras de los Apostolos alrededor, con toda la simbologia de la vida o de la muerte, y de los Reyes, de D. Afonso Henriques hasta D.José